sábado, 15 de marzo de 2008

LA INVASION A IRAK


CINCO AÑOS DESPUES DE LA INVASION DE IRAK, MUCHAS PROMESAS SIGUEN INCUMPLIDAS

(Por A.F.P. / Colpisa Bagdad)

La guerra lanzada hace cinco años por Estados Unidos en Irak puso fin a cerca de un cuarto de siglo de dictadura brutal y eliminó a Sadam Husein, pero la estabilidad y prosperidad prometidas a los iraquíes se han quedado muy por debajo de las expectativas presentadas entonces. La violencia ha bajado en estos últimos meses, sobre todo en Bagdad, pero la capital sigue viviendo atentados sangrientos y las víctimas civiles se cuentan por decenas.
El Ejército norteamericano, que ha perdido cerca de 4.000 hombres desde el principio de su intervención, el 20 de marzo de 2003, es blanco casi a diario de ataques audaces. Las tropas norteamericanas llevan meses implicadas en operaciones en el norte del país, donde concentran su acción los grupos afiliados a Al Qaeda.

La calma relativa imperante en otras regiones se atribuye al envío de refuerzos por Estados Unidos a partir de febrero de 2007. También a una estrategia de movilización de grupos de ex insurgentes suníes y a una tregua unilateral de la principal milicia chií, el Ejército del Mahdi, del joven jefe radical Moqtada Sadr. Este descenso de la violencia es frágil y el número de civiles iraquíes muertos -al menos 80.000 en cinco años, según estimaciones parciales- volvió a crecer a principios de 2008, después de ir a menos hasta 2007.
La reactivación económica, principal preocupación de los iraquíes después de la seguridad, está estancada y el nivel del desempleo se establece, según los índices, entre un 25% y un 50% de sujetos activos, para una población de unos 25 millones de habitantes.Producción de petróleoLa producción de petróleo, principal recurso del país ha superado su nivel de antes de la guerra, con 2,9 millones de barriles diarios, según las fuentes oficiales iraquíes, y los analistas del sector la estiman en unos 2,2 millones. Servicios públicos como el agua y la electricidad no han sido restablecidos, y barrios enteros de Bagdad siguen privados de electricidad.
Los llamamientos del gobierno a los iraquíes del extranjero para que regresen y contribuyan a la reactivación del país no tienen mucho eco. Menos de 50.000 han regresado de Jordania y Siria, donde más de dos millones han optado por el exilio. Esta falta de confianza es un reflejo de la alarmante parálisis de las instituciones puestas en marcha tras la eliminación del régimen de Sadam Husein, que debían marcar el principio del establecimiento de una democracia representativa en Irak.


El Parlamento, dominado por una alianza de chiíes y kurdos tardó meses en aprobar leyes consideradas cruciales, entre ellas los presupuestos de 2008, y estuvo paralizado por la competencia de partidos políticos comunitarios. El Gobierno del primer ministro Nuri Al Maliki, un chií, se ha quedado sin la mitad de sus ministros, que han renunciado, y está acusado -incluso dentro de la comunidad chií- de servir de vector de influencia a un círculo estrecho de privilegiados.
En 2007, un informe de la embajada norteamericana en Bagdad señalaba un alto nivel de corrupción en todos los ministerios y puso en duda la voluntad real del Gobierno iraquí de poner un poco de orden. La aventura iniciada en marzo de 2003 ha costado, además de las pérdidas de vidas humanas, 500.000 millones de dólares que la convierten en el conflicto más caro de la historia. La situación ha erosionado la credibilidad de Estados Unidos en Oriente Próxima al tiempo que aumentaba la influencia de Irán. También ha alimentado una subida vertiginosa del petróleo que sigue pesando en la economía mundial.
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LA ADMINISTRACION DE BUSH Y LOS CANDIDATOS PRESIDENCIALES IGNORAN EL NUEVO INFORME DE UN MILLON DE VICTIMAS CIVILES EN IRAK

(Por David Walsh)

“Como ya sucedió en septiembre [de 2007], los medios de comunicación estadounidenses optaron por ignorar las conclusiones de ORB. Los sitios web del ‘New York Times’, del ‘Washington Post’, del ‘Boston Globe’ y de ‘ABC News’ emitieron una nota de ‘Reuters’ sobre las conclusiones de ORB. ‘Los Angeles Times’,’ Chicago Tribune’, ‘Detroit Free Press’,’ Wall Street Journal’, ‘CNN’ y’ CBS News’ no se refirieron al sondeo; tampoco Barack Obama o Hillary Clinton hicieron ningún comentario sobre la tasa de mortalidad. Obama, en su página web hace mención a iraquíes desplazados, pero no se refiere en lo absoluto a las muertes de civiles.”
Muertos civiles tras un ataque estadounidense en Baquba el 12 de junio de 2006
Justo cuando el gobierno Bush —prácticamente sin oposición demócrata o de los medios de comunicación relevantes— afirma su éxito en Iraq y deja clara su intención de establecer bases permanentes en el país, se ha dado a conocer un nuevo estudio que subraya la dimensión de los crímenes de guerra estadounidense en Iraq. La agencia de sondeos británica ORB (Opinion Research Business) dio a conocer el pasado 28 de enero los resultados de un estudio que confirma sus hallazgos anteriores [obtenidos en un estudio de agosto de 2007] de más de un millón de civiles iraquíes muertos como resultado de la invasión y ocupación estadounidense. La agencia británica llevó a cabo este trabajo junto a su socio iraquí, el Independent Institute for Administration and Civil Society Studies (IIACSS) [1].

En septiembre de 2007, ORB hizo públicos los resultados de su investigación que calculaban en un millón doscientas mil [1.200.000] las muertes violentas ocurridas en Iraq desde marzo de 2003. La agencia comentó que en aquel momento la ocupación estadounidense de Iraq tenía “[…] Un índice de muertes que actualmente sobrepasa el genocidio en Rwanda de 1994 (800 mil muertos),” un millón de heridos y varios millones de iraquíes más expulsados de sus hogares hacia un exilio tanto interno como fuera del país.
Los medios de comunicación estadounidenses, como era de esperar, prácticamente no se hicieron eco del informe a pesar del incuestionable prestigio de ORB, la misma firma que realizó las encuestas para el Partido Conservador británico y para la BBC. Los candidatos a la presidencia del Partido Demócrata también lo ignoraron. Ni la Casa Blanca ni el Pentágono se sintieron obligados a hacer comentario alguno sobre la investigación.
Aval de estudios previos
Los resultados de ORB reivindican el estudio publicado en The Lancet —la revista médica británica— en octubre de 2006, que en ese entonces estimó el número de víctimas iraquíes en unas 655.000, aproximadamente. En septiembre [de 2007] Les Roberts, como co-autor del estudio [de la Universidad John Hopkins de EEUU] publicado en Lancet, escribió un correo electrónico a MediaLens, en respuesta a la publicación del estudio de ORB, en el que indicaba que “[…] el estudio se ha realizado 14 meses después, habiéndose producido una escalada en el número de muertos. Sólo este dato justifica la mayor parte de la diferencia (entre el estudio de Lancet de octubre de 2006 y el de ORB)”. Roberts señaló que las investigaciones de Lancet y de ORB “parecen ser claramente afines”.

En el comunicado de prensa del 28 de enero, ORB explicó que “sondeos adicionales” confirmaron su cálculo preliminar de más de un millón de muertos iraquíes “[…] Como resultado del conflicto iniciado en 2003”. La agencia alude a las críticas previsibles o a las “contestaciones” escépticas a su trabajo previo, que se basó en sondeos realizados, principalmente, en centros urbanos, y explicó que “[…] hemos realizado casi 600 entrevistas adicionales en comunidades rurales. En general, los resultados [de esta última encuesta] coinciden con los “resultados urbanos” y, con estos [nuevos] datos, calculamos que el número de muertos habidos entre marzo de 2003 y agosto de 2007 haya sido probablemente en torno a un millón treinta y tres mil (1.033.000). Si tenemos en cuenta el margen de error que suele haber en los datos de las encuestas de este tipo, la franja de variación se sitúa entre los 946.000 y los 1.120.000 muertos.
Los resultados se han basado en entrevistas personalizadas realizadas sobre una muestra de población representativa en el ámbito nacional de 2.414 adultos mayores de 18 años (con un margen de error del ±1,7%). La pregunta realizada fue: “¿Cuántos miembros de su familia (entendida como los que viven en su casa) han muerto debido al conflicto existente en Iraq desde 2003 (es decir, debido a la violencia y no a causas naturales como pueda ser la edad)? Por favor, fíjese que me refiero a familiares que estaban viviendo realmente bajo su techo”.
Promedio de 1,26 muertos por hogar.

Alrededor de un 20,2% de quienes contestaron a la pregunta informaron de al menos una muerte en su hogar como resultado de la invasión y ocupación estadounidense. De estos hogares, el promedio del número de muertos fue de 1,26 personas. El último censo completo de Iraq realizado en 1997 daba cuenta de un total de 4.050.597 hogares. Basándonos en esto, se deduce de los datos que se han producido un total de 1.033.239 muertos desde marzo de 2003. El equipo de investigadores de ORB-IIACSS concluyó que más del 40% de los hogares de Bagdad habían perdido a un miembro de la familia, el porcentaje más alto de todo Iraq. Entre las personas que han querido declarar su credo religioso, alrededor de un 50% prefirieron definirse a sí mismos simplemente como musulmanes. Las familias sunníes fueron mucho más proclives a manifestar que el conflicto les había arrebatado a un miembro de su familia (el 33%), mientras que entre las familias shiíes sólo un 16% informó [de la muerte de un familiar a causa de la ocupación].


Las empresas llevaron a cabo 1.824 entrevistas en zonas urbanas y 590 en los alrededores de núcleos rurales. La metodología de la encuesta utilizó un muestreo de probabilidad aleatoria en múltiples localizaciones que abarcaron 15 de las 18 demarcaciones de Iraq. En conjunto, se trabajó en 112 lugares distintos de muestreo: 90 lugares estaban situados en áreas urbanas y 20 en zonas rurales.
Por razones de seguridad no se llevaron a cabo entrevistas en las provincias de Kerbala y al-Anbar. En Irbil, las autoridades locales kurdas impidieron que el equipo realizara el trabajo. Munqith Daghir, director de IIACSS, declaró a la revista Research que las fuerzas de seguridad kurdas pidieron “[…] acompañar a nuestros entrevistadores a las casas, sólo para estar seguros de que no los perjudicáramos o presionaríamos. Obviamente esto era sólo una excusa; querían saber lo que estábamos haciendo y querían vigilar a las personas para descubrir qué nos contaban”.
La actualización del estudio detectó que el 40% de las muertes violentas se atribuyeron a heridas la bala, el 21% a atentados con coche bomba, el 8% a bombardeos aéreo, el 4% a la violencia sectaria y otro 4% a accidentes. La cifra de muertes por bombardeos aéreos, cerca de 80.000 o más, debe hacer referencia a víctimas mortales producidas por operaciones estadounidenses o británicas, ya que sólo sus ejércitos están equipados con aviones de guerra y helicópteros.
Silencio en los medios
Como ya sucedió en septiembre [de 2007], los medios de comunicación estadounidenses optaron por ignorar las conclusiones de ORB. Los sitios web del New York Times, del Washington Post, del Boston Globe y de ABC News emitieron una nota de Reuters sobre las conclusiones de ORB. Los Angeles Times, Chicago Tribune, Detroit Free Press, Wall Street Journal, CNN y CBS News no se refirieron al sondeo; tampoco Barack Obama o Hillary Clinton hicieron ningún comentario sobre la tasa de mortalidad. Obama, en su página web hace mención a iraquíes desplazados, pero no se refiere en lo absoluto a las muertes de civiles.

El pasado jueves [31 de enero], en un discurso en Las Vegas, George W. Bush defendió sin paliativos la invasión de Iraq e ignoró la oposición pública a sus políticas. Bush afirmó que: “[…] La decisión de derrocar a Sadam Husein fue la correcta. El mundo está mejor sin Sadam Husein en el poder, al igual que el pueblo iraquí. Se han producido avances interesantes en Iraq: han hecho una constitución y la han votado. Imagínense ustedes a una sociedad que en un corto período de tiempo pasa de una brutal tiranía a poder votar”. El presidente se jactó de que su decisión de enviar una ‘oleada” de soldados a Iraq, “[…] Se basó en las consideraciones del personal militar” y no “[…] En ninguna encuesta de Gallup o de un grupo desorientado. [La decisión] Se basó en lo que era mejor para el futuro de Estados Unidos, y por ello, en lugar de retirar las tropas, enviamos más”.
Bush explicó que había intentado acatar el deseo popular: “[…] Mucha gente dice ‘Bien, ¿Y ahora qué, señor presidente?’.Y mi respuesta es que hemos llegado muy lejos en este importante escenario, en esta guerra contra el terrorismo para estar seguros de triunfar. Por lo tanto, cualquier futura reducción de las tropas se basará en las opiniones de los mandos militares y en las condiciones [existentes]. Iraq es importante para nuestra seguridad. Tomaré las decisiones para lograr el éxito en Iraq. Para las personas, desde luego, es tentador decir, bien, asegúrese de hacer lo que es políticamente correcto. Yo no soy así. Eso no es lo que vamos a hacer”.
El pueblo iraquí y miles de estadounidenses continuarán sufriendo la muerte y devastación hasta que la clase obrera internacional intervenga y ponga freno a la ocupación neo-liberal de Iraq.

Más de un millón de iraquíes han muerto desde el inicio de la ocupación estadounidense

El pasado miércoles 30 de enero se daba a conocer un nuevo informe sobre la sobremortalidad en Iraq desde el inicio de la ocupación del país. El informe ha sido elaborado a partir de una nueva encuesta realizada en el país por la organización Opinion Research Business (ORB), con sede en Londres.

Campaña contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq

El pasado miércoles 30 de enero se daba a conocer un nuevo informe sobre la sobremortalidad en Iraq desde el inicio de la ocupación del país. El informe ha sido elaborado a partir de una nueva encuesta realizada en el país por la organización Opinion Research Business (ORB), con sede en Londres con la asistencia local de la institución iraquí Independent Institute for Administration and Civil Society Studies (IIACSS en sus siglas en inglés) [1].
Según este análisis, más de un millón de iraquíes han muerto como consecuencia de la guerra en Iraq desde la invasión del país dirigida por EEUU en 2003. Este nuevo estudio ratifica los datos de los dos efectuados con anterioridad por el equipo de epidemiología de la Universidad John Hopkins de Baltimore, que los ocupantes han procurado descalificar [2].



Encuesta en todo el territorio

ORB-IIACS encuestó personalmente a 2.414 iraquíes mayores de 18 años en dos campañas sucesivas a lo largo de 2007 en áreas urbanas (1.824 hogares) y rurales (590 hogares) de todo Iraq con algunas excepciones [3], tomando como base el último censo completo del país.
A los encuestados se les formuló la siguiente pregunta: “¿Cuántos miembros de su familia (entendida como los que viven en su casa) han muerto debido al conflicto existente en Iraq desde 2003 (es decir, debido a la violencia y no a causas naturales como pueda ser la edad? Por favor, fíjese que me refiero a familiares que estaban viviendo realmente bajo su techo”. Según las respuestas dados por las personas entrevistadas, una quinta parte de los hogares iraquíes perdieron al menos a un miembro de la familia debido al conflicto entre marzo de 2003 y agosto de 2007:
“El 20% de los más de 2.160 encuestados que respondieron a la pregunta dijeron que había habido al menos un muerto en su familia como consecuencia del conflicto iniciado en 2003. En estos hogares el promedio de muertes fue de 1,26 personas.” [4]
“El último censo completo de Iraq realizado en 1997 daba cuenta de un total de 4.050.597 hogares [5]. Basándonos en esta cifra, se deduce de nuestros datos que ha habido un total de 1.033.239 muertos desde marzo de 2003”, concluye ORB. A partir de estas respuestas, el estudio estima que “[...] que el número de muertos entre marzo de 2003 y agosto de 2007 se sitúa probablemente en torno a un millón treinta y tres mil (1.033.000)”. Teniendo en cuenta un margen de error del 1,7%, la horquilla de muertos a causa del conflicto estimada por ORB se situaría entre 946.000 y 1.120.000 muertos.



Máxima mortalidad en Bagdad y entre los sunníes

El índice más alto de mortalidad de todo el país se registró en Bagdad (un análisis detallado sobre la capital está disponible en la web de ORB), donde más del 40% de los hogares ha perdido a algún familiar, una cifra superior a la de cualquier otra zona de Iraq.
Respecto a la filiación comunitaria o religiosa de las víctimas, el estudio de ORB señala lo siguiente:
“Entre las personas que han querido declarar su credo religioso —y por obvias razones la mitad aproximadamente de los encuestados prefirieron declararse simplemente como musulmanes—, era mucho más probable que las de hogares sunníes (que representaban el 33%) dijeran que el conflicto les había arrebatado a un miembro de su familia. El porcentaje de familias shiíes en esta situación era, en cambio, la mitad de esa cifra, el 16%.”
Notas de IraqSolidaridad:
1. ORB es miembro del Consejo Británico de Encuestas y se rige por sus normas. Los resultados de la investigación pueden consultarse en la web de ORB en http://www.opinion.co.uk. Por su parte IIACSS es una instancia privada que se dedica a trabajos de investigación y encuestas fundada en Iraq en 2003 y que dispone de una red de encuestadores en todas las regiones del país. Se puede encontrar más información sobre IIACSS y su director y fundador Munqith Dagher en la indicada dirección de la sección de Noticias de la web de ORB.
2. Véase en IraqSolidaridad: Global Policy Forum (VII): Desplazados y mortalidad: una aguda crisis humanitaria y enlaces relacionados.


3. ORB señala: “Por razones de seguridad para nuestros entrevistadores, Karbala y Al Anbar no fueron incluidas en esta investigación. También se excluyó Irbil ya que las autoridades locales negaron el permiso de investigación a nuestro equipo de trabajo de campo. Tratándose de dos áreas donde la inseguridad es relativamente alta desde 2003 y de una zona [Irbil] relativamente estable, creemos que el resultado neto de estas exclusiones [no haría variar mucho los datos finales y es muy poco probable que los cálculos de muertes que damos sean una exageración con respecto a la cifra real] es que es muy poco probable que los cálculos de muertes que damos sean una exageración con respecto a la cifra real”. La primera tanda de entrevistas se realizó entre el 12 y el 19 de agosto de 2007, y las encuestas rurales se llevaron a cabo entre el 20 y el 24 de septiembre de 2007.

4. El 72% no había perdido a ningún familiar, el 14% a uno, el 4% a dos o más, y el 10% no supo o no quiso responder a la pregunta.


5. La población de Iraq se estima al iniciarse 2008 en 27,5 millones de personas: Humanitarian Crisis in Iraq. Facts and Figures, OCHA Iraq Office, Amán, 13 de noviembre de 2007.


LA OCUPACION DE EEUU EN IRAK MATAN A MAS DE 10.000 PERSONAS AL MES

(Por Michael Schwartz)

La prensa atlantista nos anuncia que 3 000 soldados estadounidenses han muerto en Irak, nos habla de las numerosas víctimas de los atentados que caracterizan el enfrentamiento interconfesional en ese país, pero guarda el mayor silencio sobre la matanza cotidiana de civiles, víctimas de las patrullas estadounidenses y de las operaciones de búsqueda de sospechosos que realizan los ocupantes. El profesor Michael Schwartz calcula que la cifra se eleva a más de 10 000 víctimas durante los tres primeros años de ocupación. Cifra que va en aumento desde el incremento de las operaciones que ordenara el presidente Bush.



Un estudio científico realizado con las técnicas estadísticas más recientes y sofisticadas apareció publicado el 12 de octubre de 2006 en The Lancet, (la muy prestigiosa publicación médica británica) [1]. La conclusión del estudio era que –en el momento de su publicación, el año pasado– 600 000 iraquíes habían sufrido una muerte violenta directamente atribuible a las operaciones militares en Irak, lo cual equivale a un promedio de 15 000 muertes al mes.
Lo peor era, sin embargo, que el índice de mortalidad estaba entonces en franco aumento y que durante la primera mitad del año 2006 el promedio mensual subió a 30 000 muertos, cifra que probablemente ha aumentado más aún desde entonces dados los violentos combates registrados desde que comenzó el actual incremento de la presencia militar estadounidense en Irak.
Los gobiernos de Estados Unidos y del Reino Unido rechazaron rápidamente los resultados del estudio refiriéndose a «errores metodológicos de la investigación», a pesar de que los investigadores habían recurrido a los métodos habituales de investigación, de uso corriente para medir el índice de mortalidad en las zonas de conflicto o de catástrofe. (Los investigadores visitaron una serie de viviendas escogidas al azar y preguntaron a sus habitantes si algún miembro de la familia había muerto en los últimos años, anotaron los detalles y verificaron los certificados de defunción, en la medida de lo posible).

Los dos gobiernos que dieron lugar a la guerra no especificaron ninguna razón concreta que justificase su rechazo de los resultados de esta investigación y guardaron silencio sobre el hecho que ellos mismos habían ordenado la realización de estudios similares (a menudo realizados por los mismos investigadores) en otras zonas de conflicto, incluyendo la región de Darfur y Kosovo. Las razones que impedían a estos gobiernos aceptar el estudio resultaban, sin embargo, perfectamente claras: los resultados eran simplemente tan devastadores que no podían aceptarlos. (El gobierno británico incluso reconoció más tarde que la metodología utilizada era «un método confiable y ya probado para medir la mortalidad en zonas de conflicto», sin por ello reconocer públicamente la validez del estudio).
Investigadores de sólida reputación confirmaron la validez del estudio publicado en The Lancet, prácticamente sin críticas adversas. Juan Cole, uno de los principales expertos estadounidenses en cuestiones del Medio Oriente, resumió la conclusión del estudio de forma abrupta, pero correctamente: «La desdichada aventura estadounidense en Irak ha matado [en poco más de tres años] el doble de la cantidad de personas asesinadas por Saddam en 25 años».
A pesar de este consenso de los expertos, los desmentidos oficiales han tenido cierto impacto en la opinión pública, y los pocos artículos de prensa que mencionan el estudio de The Lancet acompañan sistemáticamente dichas menciones de declaraciones oficiales que lo desacreditan. Por ejemplo, en el sitio web de la BBC el estudio de The Lancet se mencionaba bajo el siguiente titular «Fuerte aumento del número de muertos en Irak» [2] pero el resto del artículo citaba ampliamente la declaración del presidente Bush que rechazaba el estudio afirmando que «la metodología utilizada está desacreditada por la mayoría de los científicos» y que «la cifra de 600 000 que ellos mencionan simplemente no es creíble». Como consecuencia de ese tratamiento mediático de la información, la mayoría de los estadounidenses creen probablemente que es correcta la cifra que presentó el propio Bush en diciembre de 2005, o sea alrededor de 30 000 víctimas civiles (menos del 10% de la cantidad real).


Tratar de evaluar el número de víctimas de la ocupación de Irak. Estas estadísticas, de por sí chocantes, lo son más aún cuando se observa que la mayor parte de las alrededor de 600 000 víctimas de la guerra en Irak han muerto a manos del ejército estadounidense. Este número de muertos es extremadamente superior a la cantidad de personas que han encontrado la muerte en atentados con coches-bomba o por causa de la violencia étnica o de la criminalidad. La suma de todas esas víctimas está en efecto muy por debajo de la cantidad de víctimas de la violencia militar que genera el ejército de Estados Unidos.
Los investigadores del estudio de The Lancet interrogaron a las personas que participaron en el muestreo para saber cómo habían muerto los miembros de sus familias y quién había sido el responsable de dichas muertes. Las familias no tuvieron la más mínima dificultad para responder sobre las causas de las muertes. Más de la mitad (56%) de los interrogados refirieron muertes por armas de fuegos, el 13% mencionaron atentados con coches-bomba, otro 13% hablaron de los bombardeos aéreos, el 14% disparos de artillería y otras explosiones… solamente un 4% de los interrogados respondió que no sabía cómo habían muerto los miembros de su familia.
Las familias interrogadas eran menos precisas cuando se trataba de identificar a los responsables de la muerte. Si la mayoría fue capaz de separar las responsabilidades –las víctimas de un bombardeo aéreo se atribuían a los ocupantes mientras que los atentados con coches-bomba eran considerados obra de la insurrección–, los muertos de bala o por disparos de artillería eran mas difíciles de atribuir a una de las partes ya que la mayoría se producen durante intercambios de disparos o en circunstancias en las que no había testigos.

En un gran número de casos, las familias fueron por consiguiente incapaces de precisar quién era responsable de esas muertes. Los investigadores registraban únicamente los testimonios de la gente que estaba segura del origen de la muerte, dejando vacío el espacio «responsabilidad» si «la gente de la familia expresa dudas sobre el origen de las circunstancias que causaron la muerte».
Para nosotros, que leemos diariamente la prensa de Estados Unidos, los resultados son sorprendentes. En la categoría de los muertos cuyas familias eran capaces de identificar al culpable resultó que el 56% habían sido muertos por los soldados estadounidenses (o por sus aliados de la coalición). Basándonos en esas cifras, podemos deducir sin mucho margen de dudas que las tropas de la coalición habían matado por lo menos a 180 000 iraquíes a mediados de 2006.
Por otro lado, tenemos todas las razones del mundo para creer que Estados Unidos es responsable de una parte proporcional (quizás más) de las muertes no atribuidas. Eso significa que –para la fecha del estudio, o sea mediados de 2006– Estados Unidos y sus aliados quizás habían matado más de 330 000 iraquíes.
Los demás muertos fueron víctimas de la insurrección, de los criminales comunes y de las fuerzas del nuevo gobierno iraquí. Y no vacilamos en insistir una vez más en una cifra que contradice la opinión generalmente admitida: los atentados con coches-bomba, la causa de muerte más fácilmente identificable por parte de las familias interrogadas, han provocado sólo el 13% de las víctimas, o sea unos 80 000 muertos, [lo que representa] 2 000 muertos al mes. Esa horrible cifra está muy por debajo del número de víctimas de los militares estadounidenses. Representa menos de la mitad del número oficial de víctimas de las acciones militares, y ni siquiera la cuarta parte del número probable.
Incluso si conservamos la cifra oficial y confirmada de 180 000 iraquíes muertos por causa de las operaciones militares de las tropas de ocupación estadounidenses y aliadas desde el principio de la ocupación, llegamos a una media de más de 5 000 muertos al mes. Y no podemos olvidar que el índice de muertes violentas en 2006 fue el doble del índice promedio, lo cual significa que el promedio de muertes provocadas por las fuerzas estadounidenses en 2006 era de unos 10 000 muertos al mes –o sea cerca de 300 iraquíes [muertos] al día, incluyendo los domingos. Con el recrudecimiento de las operaciones militares en 2007, es muy probable que esa cifra sea mucho más elevada hoy en día.

¿Por qué no sabemos nada de todo eso?

A la mayoría de los estadounidenses estas cifras les parecen altamente improbables. Si el ejército de Estados Unidos matara 300 iraquíes al día eso sería una noticia de primera plana, ¿no les parece? Sin embargo, la prensa –ni la prensa plana ni la electrónica– no nos ha dicho nunca que los soldados estadounidenses estén matando tanta gente. Nos hablan mucho de los atentados con coches-bomba y de los escuadrones de la muerte. Pero nos hablan mucho menos de las víctimas de los soldados estadounidenses, sólo de vez en cuando, cuando se trata de un «terrorista» importante o cuando la atrocidad es demasiado visible.
¿Cómo se las arregla Estados Unidos para cometer una matanza tan grande y por qué la prensa no se interesa en ella? La respuesta está en otra increíble estadística, oficialmente publicada por el Pentágono y confirmada por la muy respetable Brookings Institution [3]: durante los 4 últimos años el ejército terrestre de Estados Unidos ha realizado un promedio de más de 1 000 patrullas diarias en zonas hostiles, con la misión de capturar o matar insurgentes o «terroristas». (Después de febrero de 2007 esa cantidad pasó a cerca de 5 000 patrullas diarias, si incluimos las tropas iraquíes que participan como refuerzos en las operaciones militares estadounidenses.)
La consecuencia de esos miles de patrullas diarias son miles de muertes de iraquíes ya que dichas patrullas no son simples paseos por las calles, contrariamente a lo que pudiésemos pensar. En su importante libro intitulado In The Belly Of The Green Bird [4], el periodista investigador Nir Rosen describe estas patrullas como «enteramente impregnadas de una brutal energía y de una violenta tensión que raramente aparecen descritas por los periodistas “incrustados” de la prensa “mainstream” en Estados Unidos».
Esa brutalidad resulta fácilmente comprensible si se tienen en cuenta los objetivos de dichas patrullas. Soldados estadounidenses son enviados a comunidades hostiles en las que casi toda la población es favorable a los insurrectos. Los soldados llegan a menudo con una lista de sospechosos y con las direcciones de estos. Su misión es interrogar, arrestar o matar a los sospechosos; registrar sus casas en busca de pruebas, principalmente de armas y municiones, pero también en busca de literatura, de equipos de video y de otros elementos que la resistencia utiliza en sus actividades políticas y militares. Cuando las patrullas no disponen de una lista registran calles enteras en busca de personas que se comporten de forma sospechosa o de indicios de actividad terrorista.

En ese contexto, cualquier hombre en edad de portar armas no sólo es considerado como sospechoso sino como un adversario potencialmente peligroso. A los soldados se les dice constantemente que no se arriesguen. Por ejemplo: tocar a la puerta de una casa es a menudo peligroso porque puede ser que le disparen a través de la puerta. Las órdenes son, por consiguiente, utilizar el factor sorpresa cuando haya un riesgo de peligro –derribar la puerta o volarla en pedazos, disparar sobre todo aquel que parezca sospechoso, lanzar granadas dentro de las casas o en las habitaciones donde pueda presentarse algún tipo de resistencia… y si realmente enfrentan una resistencia tangible, los soldados pueden recurrir al apoyo de la artillería o de la aviación para destruir la casa en vez de tratar de penetrar en ella.


Si no encuentran resistencia, las patrullas pueden detener unos 30 sospechosos o registrar varias decenas de casas en un solo día. Ello quiere decir que nuestras 1 000 patrullas diarias pueden invadir más de 30 000 casas al día.
Pero si explota una mina al paso de su Humvee o si la patrulla se encuentra bajo el fuego de un francotirador, su misión cambia. El objetivo es entonces encontrar, capturar o matar al responsable del ataque. Los oficiales en operaciones piensan, además, que los atentados con explosivos al paso de las patrullas son obra frecuentemente de insurgentes que tratan de desviar a la patrulla de su objetivo inicial, para impedir el registro generalmente brutal de las casas, la violación de la intimidad de las mujeres de la casa y la humillación de sus habitantes.
Los intercambios de disparos que generalmente tienen lugar después de un ataque contra una patrulla implican siempre a las casas de los alrededores, ya que los insurgentes se esconden en ellas para escapar al contraataque estadounidense. Como consecuencia, los soldados estadounidenses tienen por costumbre disparar sistemáticamente sobre las casas en las que sospechan que puede haber insurgentes, a riesgo de provocar víctimas inocentes entre los habitantes. Las reglas de combate ejército estadounidenses insisten en la importancia de hacer todo lo posible por evitar poner en riesgo a los civiles, y hay numerosos ejemplos en los que los soldados han respondido con mesura para evitar víctimas civiles. Pero los testimonios de oficiales y soldados demuestran claramente que, en el ardor de la acción, la prioridad es capturar o matar al insurgente, no la seguridad de los civiles.

Todo esto parece lo suficientemente controlado como para no generar la cantidad de muertos que se menciona en el estudio de The Lancet. Pero la gran cantidad de patrullas –1 000 al día– y, por consiguiente, la importante cantidad de enfrentamientos en las casas, las respuestas a los ataques de francotiradores o a las explosiones de minas, los intercambios de disparos que siguen a estas acciones… todo junto acaba dando como resultado una verdadera masacre cotidiana.
[Ante las comisiones investigadoras sobre la masacre de Haditha, donde un grupo de soldados estadounidenses masacró a 24 miembros de una familia en una casa como represalia por un atentado en el que murió un militar], el mayor general Richard Huck, oficial al mando de la unidad de marines en Haditha [, actualmente encargado de la planificación de las operaciones en el Pentágono], subrayó de nuevo la claridad de esas reglas de combate al explicar por qué no le había parecido necesario, en aquel entonces, ordenar la realización de una investigación sobre la muerte de aquellas víctimas civiles:
«Aquellas muertes tuvieron lugar durante una operación de combate y es frecuente que se produzcan víctimas civiles en ese tipo de enfrentamiento. En mi mente, lo que vi fue que los insurgentes habían disparado sobre mis soldados y que los soldados de Kilo Company habían contestado. En esas circunstancias, la muerte de 15 civiles no implicados no me parecía lo suficientemente inhabitual como para justificar una investigación».

Para el general Huck, al igual que para los demás oficiales al mando en Irak, a partir del momento en que hay «fuego enemigo» –o simplemente la amenaza de disparos–, las acciones cometidas por los marines en aquella casa de Haditha no sólo eran legítimas (a partir del momento en que aparecen mencionadas en el informe de intervención) sino que eran además simplemente ejemplares. Los soldados respondieron de forma apropiada en una situación de combate, y en tales circunstancias la muerte de «civiles no implicados» no resulta «inhabitual».
Partiendo de esa base, recordemos que los soldados de las fuerzas terrestres realizan un poco más de 1 000 patrullas diarias –cifra que subió a 5 000 patrullas si incluimos las que desarrollan de forma conjunta con las tropas iraquíes. Según las cifras publicadas por el Pentágono –y confirmadas por la Brookings Institution– esas patrullas se traducen en 3 000 intercambios de disparos al mes, o sea un centenar al día, nada más que en el caso de los soldados estadounidenses. Esos combates no siempre causan la muerte de 24 civiles inocentes de una vez, pero las reglas de combate que aplican nuestros soldados –lanzar granadas de mano dentro de las casas donde se sospecha que hay insurgentes, utilizar el máximo de volumen de fuego contra los francotiradores, utilizar la artillería y la aviación contra cualquier foco de resistencia– garantizan una corriente continua de muertos civiles.

Resulta importante analizar cómo relata esos hechos la prensa de Estados Unidos, cuando se toma el trabajo de mencionarlos. Veamos, por ejemplo, un despacho de la Associated Press sobre el patrullaje en la provincia de Meyssan, bastion del Ejército del Mahdi (junio de 2007).
«Más lejos, al sur, las autoridades iraquíes han indicado que más de 36 personas resultaron muertas en violentos combates nocturnos, durante una operación de registro casa por casa realizada por soldados británicos e iraquíes en la ciudad de Amarah, bastión de la milicia chiíta Ejército del Mahdi» [5].
Esa información es parte de un despacho que relata varios combates en todo Irak, bajo el título «Las fuerzas estadounidenses e iraquíes acentúan la presión sobre los insurgentes». Ninguno de los combates presentados se describe más que como parte de la rutina. Aquel día se produjeron 100 combates, todos con su cuota de víctimas. ¿Cuántas? Si partimos de las cifras estimadas en el artículo de The Lancet, los incidentes de Amarah representan alrededor de una décima parte de todos los iraquíes que resultaron muertos aquel día a manos de los estadounidenses. En correspondencia con el resto del mes de junio, el total de iraquíes muertos se acerca probablemente a los 10 000.

Durante la comisión investigadora sobre Haditha, uno de los investigadores planteó la cuestión de la justificación de un índice tan elevado de víctimas, esencialmente civiles, en la persecución y arresto de los insurgentes en Irak. El teniente Max D. Frank, que fue el primer oficial en investigar sobre los muertos de Haditha, declaró entonces que aquellos muertos eran «un resultado desdichado e involuntario del hecho que los habitantes locales permiten que los combatientes insurgentes utilicen sus casas como base de ataques contra patrullas estadounidenses».
En ese mismo sentido, el primer teniente Adam P. Mathes, responsable de la unidad implicada en la masacre, rechazó con vehemencia la idea de que el ejército pudiera excusarse ante la población por las exacciones cometidas. Por el contrario, Mathes insistió en que el ejército debería más bien hacerle saber a la población que el incidente de Haditha (la masacre de mujeres y niños) era representativo «de las cosas desagradables que les van a suceder si ustedes permiten que los terroristas utilicen su casa para atacar a nuestros soldados».
En mi ejemplar del Diccionario Merriam Webster, la definición de la palabra «terrorismo» es la siguiente: «actos de violencia o de destrucción (atentados con bomba) cometidos por grupos con el objetivo de intimidar a la población. ... » Lo sucedido aquella noche en Haditha fue precisamente un acto de ese tipo de violencia. Y no se trataba de un acto aislado. Hubo más de 100 ese mismo día. Y fueron cometidos por gente como el teniente Mathes, para intimidar a la población de Haditha y de otras ciudades de Irak, para que pongan fin a su apoyo a la insurrección.

LA GUERRA Y LA OCUPACION EN IRAK

(por Consuelo Delgado)

“Quienes iniciaron la guerra y la ocupación —especialmente EEUU y Reino Unido— son responsables de las falsas declaraciones que realizaron, de la guerra ilegal que emprendieron y de la amplia destrucción que han generado; también son responsables de la situación de caos y violencia que han provocado y de las graves violaciones del Derecho Internacional que sistemáticamente han cometido. El Consejo de Seguridad, debido al mandato que otorgó a la Coalición, también tiene su parte de responsabilidad en todo este desastre.”


El 20 de marzo de 2003, Estados Unidos [EEUU], Reino Unido y una coalición de aliados invadió Iraq y derrocó el gobierno de Sadam Husein. Proclamaron que llevaban la paz, la prosperidad y la democracia, pero desde entonces la violencia, el enfrentamiento civil y la penuria económica han atormentado al país. Aunque el 2 de mayo de 2003 el presidente de EEUU, George W. Bush, pronunció su discurso de “misión cumplida”, el conflicto continúa desde hace más de cuatro años. Miles de personas inocentes han muerto o están heridas; hay millones de desplazados; varias ciudades iraquíes están en ruinas y se han malgastado ingentes recursos.
Este informe analiza muchos aspectos del conflicto, poniendo especial énfasis en la responsabilidad de la coalición liderada por EEUU en relación con la legislación internacional. Asimismo, aborda cuestiones políticas y económicas en Iraq y aboga por un cambio urgente que incluya una rápida retirada de las fuerzas de la coalición.
El informe no examina con detalle la resistencia o las bandas criminales y milicias que aparecen tan a menudo en las noticias. Estos grupos armados, que actúan por diversos motivos, suelen recurrir a tácticas violentas y algunos son responsables de un gran número de muertes y heridos entre la inocente población civil iraquí. El creciente derramamiento de sangre y la división sectaria entre los iraquíes es algo abominable, pero cualquiera que sea la responsabilidad de los propios iraquíes por la actual situación de punto muerto dentro del país, la responsabilidad principal recae sobre EEUU y su Coalición, cuya ocupación militar dio origen a estos grupos y cuyas políticas han sido incapaces de proteger a la población iraquí o de llevar paz, prosperidad y democracia, como inicialmente proclamaron.


Desde nuestra perspectiva, la responsabilidad de la Coalición liderada por EEUU es especialmente grave porque el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas le otorgó un mandato, por el cual debe respetar escrupulosamente la legalidad internacional. Aunque en un principio el Consejo se negó a autorizar la guerra, sólo unos pocos meses después dio el mandato a la Coalición como una “fuerza multinacional”. Los miembros de quienes entonces componían el Consejo esperaban que Naciones Unidas [NNUU] asumiera un “papel crucial” en Iraq, liderando la vuelta a la paz y a la legalidad internacional. Pero esto no ocurrió. EEUU sólo permitió a NNUU una implicación marginal, tanto sobre el terreno como en [la sede de] Nueva York. El 19 de agosto de 2003, un coche bomba destruyó la sede de NNUU en Bagdad y la organización redujo drásticamente su presencia en el país. Desde entonces, NNUU prácticamente no ha ejercido ningún papel de control y el Consejo de Seguridad apenas ha mantenido un debate de importancia sobre el asunto.
Todas las semanas se emiten informes cada vez más preocupantes sobre Iraq y más pruebas de las violaciones de la legislación internacional y del sufrimiento humano generalizado. La opinión pública iraquí apoya de forma abrumadora una retirada [de las fuerzas de la Coalición] a corto plazo y, en las últimas elecciones al Congreso estadounidense, la ciudadanía en EEUU ha manifestado su rechazo a la ocupación. En Washington y en Londres, altos cargos públicos y mandos militares expresan también cada vez más sus recelos. Sin embargo, la comprensión del conflicto sigue siendo parcial y está enturbiada por el dogma oficial y múltiples ideas falsas. Este informe espera aportar información y análisis nuevos al debate público, para contribuir a poner fin al sufrimiento y la violencia.

EEUU ha construido en Iraq varias bases militares gigantescas, costosas y con vistas al futuro así como un enorme complejo para la nueva embajada en Bagdad. Estos proyectos de construcción son muy controvertidos: los iraquíes se oponen abrumadoramente a las bases, tal y como han reflejado numerosas encuestas de opinión, y el Congreso de EEUU también se ha opuesto al gasto de fondos para bases “permanentes” en Iraq. Mucha gente considera las bases y la gigantesca embajada como claras señales de que EEUU planea ejercer una gran influencia política y militar en Iraq durante muchos años.

Las fuerzas de la Coalición lideradas por EEUU han utilizado armas indiscriminadas y especialmente dañinas prohibidas por las convenciones internacionales o mayoritariamente consideradas inaceptables e inhumanas. EEUU utilizó un arma incendiaria de tipo napalm así como municiones de fósforo blanco, estas últimas contra objetivos terrestres en áreas densamente pobladas. Durante la invasión de 2003, la Coalición liderada por EEUU también hizo uso de munición [revestida] con uranio empobrecido y bombas de racimo. Ambas violan las prohibiciones de armas que causan sufrimiento innecesario y daño indiscriminado.

La Coalición liderada por EEUU y sus socios del gobierno iraquí han mantenido a un gran número de ciudadanos iraquíes bajo “arresto por razones de seguridad” sin acusación o sin juicio, lo que viola directamente la legislación internacional. Ningún iraquí está a salvo del arresto arbitrario y el número de prisioneros ha aumentado enormemente desde 2003. Más de 30.000 detenidos carecen de los derechos fundamentales y permanecen encerrados en unas condiciones físicas deplorables, muchos de ellos durante largos periodos. Los mandos militares estadounidenses han transferido miles de detenidos a las autoridades iraquíes, cuyas cárceles violan gravemente las normas de derechos humanos.

4. Malos tratos y torturas a prisioneros

Las fuerzas de EEUU han torturado y maltratado a un gran número de prisioneros iraquíes. Cientos de iraquíes han sufrido este trato inhumano y algunos han muerto como consecuencia directa de ello. La tortura se ha practicado en muchos centros en todo Iraq, tanto en prisiones centrales, como Abú Ghraib, como en centros secretos de interrogatorio y en decenas de instalaciones locales. La tortura se practica cada vez más en las cárceles iraquíes, aparentemente con el conocimiento y la complicidad de EEUU.
5. Ataques contra las ciudades
Las fuerzas de la Coalición lideradas por EEUU han atacado y destruido varias ciudades iraquíes importantes con el pretexto de que eran “reductos de la resistencia”. Los ataques han ocasionado el desplazamiento masivo de personas, muchas muertes de civiles y la destrucción a gran escala de la infraestructura urbana. Además de Faluya, han asaltado una docena de ciudades, como al-Qaim, Tal-Afar, Samarra, Hadiza y Ramadi. Los ataques implican intensos bombardeos terrestres y aéreos y cortes de luz, agua y del suministro de alimentos y medicinas. Los ataques han dejado a cientos de miles de personas sin hogar y en campos de desplazados.

Los mandos militares estadounidenses han establecido unas “normas de actuación” permisivas que autorizan a las tropas a “disparar a matar” contra prácticamente cualquier amenaza que perciban. Como consecuencia de ello, es habitual que EEUU y sus aliados asesinen a ciudadanos iraquíes en los puestos de control y durante las operaciones militares, simplemente ante una mera sospecha. Durante las operaciones militares y los ataques aéreos, las fuerzas de la Coalición lideradas por EEUU también asesinan a muchos iraquíes no combatientes. En este ambiente de permisiva violencia, algunos soldados han cometido asesinatos premeditados y se han conocido varias atrocidades espeluznantes, como la masacre de Hadiza.

Desplazados y refugiados, hasta abril de 2007, se calcula en 1,9 millones el número de iraquíes desplazados dentro del país y en más de 2,2 millones los refugiados en el extranjero. El gobierno iraquí calcula que unas 50.000 personas abandonan sus hogares todos los meses. La magnitud del problema y la dificultad de llegar hasta los desplazados hacen que la crisis desborde prácticamente la capacidad del sistema de ayuda internacional.
Mortalidad. Un gran número de iraquíes ha muerto bajo la ocupación y el índice de mortalidad se ha elevado drásticamente. Además de las muertes en combate, las fuerzas de la Coalición han asesinado a muchos civiles iraquíes. También han muerto iraquíes debido a la desintegración del sistema sanitario, así como por la violencia de las milicias, las bandas y los escuadrones de la muerte. Un estudio de 2006 calcula que desde 2003 se ha producido una sobremortalidad de más de medio millón de personas.

EEUU y sus aliados desoyeron las advertencias de organizaciones y expertos sobre la protección del patrimonio cultural de Iraq, incluidos los museos, las bibliotecas, los yacimientos arqueológicos y otros valiosos lugares arqueológicos. Los incendiarios quemaron la Biblioteca Nacional provocando muchos daños y los saqueadores expoliaron el Museo Nacional. Los saqueadores también dañaron o destruyeron muchos edificios y objetos de arte. EEUU construyó una base militar en el emplazamiento de la antigua Babilonia. Las fuerzas de la Coalición destruyeron o dañaron seriamente muchas zonas y edificios urbanos históricos, en tanto que los ladrones han expoliado miles de yacimientos arqueológicos únicos en el mundo, que estaban desprotegidos.

Bajo el control o la influencia de las autoridades de EEUU, los fondos públicos de Iraq se han esfumado debido a la corrupción generalizada y al robo de petróleo, dejando al país incapacitado para suministrar los servicios básicos y poder reconstruir. Miles de millones de dólares han desaparecido. Para eludir las responsabilidades, EEUU y Reino Unido limitaron la acción de la Junta Internacional de Asesoramiento y Control bajo el mando de NNUU. Iraq ha sufrido el robo de dinero en efectivo, los contratos inflados, el amiguismo, los sobornos y los pagos fraudulentos, el despilfarro y la incompetencia, así como la ejecución chapucera e inadecuada de los contratos. Grandes subcontratas, en su mayoría empresas estadounidenses con fuertes vínculos políticos, han obtenido miles de millones en beneficios.

El coste de la guerra y la ocupación Iraq ha soportado enormes costes que abarcan desde la amplia destrucción material, pérdidas humanas, heridos y traumas hasta la pérdida de producción económica y de ingresos del petróleo. Hasta diciembre de 2006, EEUU ha gastado aproximadamente 400.000 millones de dólares en asignaciones directas del gobierno para el conflicto. Los gastos del presupuesto federal de EEUU se han duplicado desde unos 4.000 millones de dólares al mes en 2003 hasta más de 8.000 millones de dólares al mes a finales de 2006. Los gastos totales de EEUU —incluida la previsión de los gastos futuros, los intereses de la deuda nacional, los costes sanitarios de los veteranos de guerra y otros factores— ya han sobrepasado los dos billones de dólares. La opinión pública iraquí y la ocupación
Las encuestas realizadas en Iraq muestran que la ocupación se ha ido haciendo cada vez más clara y decisivamente impopular. Incluso las encuestas encargadas por los gobiernos de EEUU y Reino Unido demuestran rotundamente que una gran mayoría de los iraquíes son críticos y partidarios de una rápida retirada [de las fuerzas de la Coalición]. Ahora un gran porcentaje de iraquíes creen que la ocupación aumenta la inseguridad y la violencia sectaria. Ahora más que nunca, los iraquíes desean abrumadoramente el fin de la ocupación.

EEUU ha establecido una amplia inmunidad legal para sus fuerzas armadas en Iraq, para el personal de las empresas privadas de seguridad, para las subcontratas civiles y militares extranjeras e incluso para las compañías petroleras que mantienen negocios con Iraq. No importan los delitos que cometa la Coalición: los iraquíes, ahora o en el futuro, se enfrentan a barreras legales si quieren exigirle responsabilidades. La orden ejecutiva 13303 del presidente de EEUU, la orden 17 de la Autoridad Provisional de la Coalición y otros decretos oficiales, protegen al personal militar extranjero del arresto, la detención, el enjuiciamiento o el castigo. Aunque en unos pocos casos flagrantes que salieron a la luz pública EEUU y sus aliados han aplicado de manera restringida la legalidad, el castigo ha sido leve. A las personas con responsabilidad de mando se les sigue sin aplicar la ley; pero la inmunidad que han establecido para sí mismos puede y debe terminar en un futuro. Un día serán juzgados.
La Coalición liderada por EEUU es la principal causa de las actuales penalidades de Iraq. No hay duda de que la violencia criminal organizada por los propios iraquíes y de que los dirigentes políticos sectarios han causado un gran daño al país y a su futuro; pero quienes iniciaron la guerra y la ocupación —especialmente EEUU y Reino Unido— son responsables de las falsas declaraciones que realizaron, de la guerra ilegal que emprendieron y de la amplia destrucción que han generado; también son responsables de la situación de caos y violencia que han provocado y de las graves violaciones del Derecho Internacional que sistemáticamente han cometido. El Consejo de Seguridad, debido al mandato que otorgó a la Coalición, también tiene su parte de responsabilidad en todo este desastre.
El camino que queda por delante es difícil. Iraq no recuperará ni conseguirá la estabilidad fácilmente, pero hay pasos evidentes que pueden ser el comienzo de la resolución del conflicto. NNUU y la comunidad internacional deben poner fin a la complicidad del silencio y afrontar resueltamente la crisis de Iraq; el Consejo de Seguridad debe asumir su responsabilidad y reflexionar en alternativas para el futuro; el Congreso de EEUU debe tener en cuenta la voluntad del electorado y actuar de acuerdo a ella; y los tribunales deben juzgar a aquellos con responsabilidades de mando.

Las siguientes recomendaciones pueden ser un camino inmediato hacia el futuro:
- La comunidad internacional debe reconocer y afrontar en su conjunto la crisis humanitaria de Iraq.
- El Consejo de Seguridad tiene que poner fin al mandato de la Coalición cuanto antes y planificar una transición estable en Iraq respetando la legislación internacional.
- La Coalición liderada por EEUU ha de retirar de forma rápida e inmediata todas sus fuerzas de Iraq.
- La retirada debe estar regida por un calendario transparente y a corto plazo y tiene que ser completa, sin que queden fuerzas residuales ni bases y sin condiciones.
- Una fuerza de pacificación de NNUU, absolutamente diferenciada de la Coalición, podría ayudar en la transición controlando el alto el fuego, reforzando las fuerzas policiales locales y el sistema judicial y organizando elecciones totalmente fiables.
- Las fuerzas de la Coalición lideradas por EEUU tienen que respetar plenamente el Derecho Internacional durante el periodo de tiempo que permanezcan en Iraq.
- Las fuerzas de la Coalición lideradas por EEUU y el gobierno de Iraq tienen que liberar de forma inmediata a todos los presos por “razones seguridad” que no estén acusados de ningún delito; también deben plantearse una amnistía para quienes estén en prisión por motivos relacionados con el conflicto creado a raíz de la invasión.
- Los iraquíes tienen que llevar a cabo negociaciones que incluyan todos los temas y sean claramente integradoras para alcanzar un plan de seguridad y un gobierno pacífico en todo el territorio nacional. NNUU podría proporcionar ayuda en este proceso.
- Todos los grupos armados y milicias deben acordar un alto el fuego y un proceso de desarme. Las fuerzas armadas del gobierno iraquí han de actuar con comedimiento y pleno respeto al imperio de la ley. A medida que se retiren las fuerzas de la Coalición, las fuerzas irregulares deben entregar las armas y disolverse como parte del proceso de paz y reconciliación nacional.
- Tras la retirada de las fuerzas de ocupación, se deben celebrar nuevas elecciones en Iraq, de acuerdo con las normas electorales internacionales y con la presencia de observadores internacionales; una nueva Constitución (o una revisión de la existente) sería una parte necesaria del proceso de reconciliación.

- No se deben promulgar nuevas leyes del petróleo ni firmar nuevos contratos hasta que la situación de paz, posterior al fin de la ocupación, garantice un debate nacional completo y democrático sobre el futuro del recurso natural más importante de Iraq. - La comunidad internacional debe contribuir a la reconstrucción y restauración de las infraestructuras y ciudades gravemente afectadas de Iraq, así como al rápido reasentamiento (con garantías de seguridad) de los desplazados.
- Los tribunales, tanto nacionales como internacionales, deben enjuiciar a quienes ostentan responsabilidad de mando para que respondan de las muchas y graves violaciones de las leyes internacionales humanitarias y de los derechos humanos.


EL NEGRO BALANCE DE LA OCUPACION Y LA GUERRA EN IRAK

(Por Global Policy Forum)

“Quienes iniciaron la guerra y la ocupación, especialmente EEUU y Reino Unido, deben asumir la responsabilidad de la muerte y la destrucción que han provocado, así como la quiebra del orden público, el surgimiento del sectarismo y el caos económico que su régimen ha provocado. Han destruido el Estado iraquí y ahora cosechan las consecuencias. Deben, además, asumir la responsabilidad del menoscabo de la legislación internacional y del debilitamiento de la cooperación internacional que la guerra y la ocupación han generado.”
"La paz no llegará a Iraq mientras la ocupación persista"
Introducción
Ayudaremos a los iraquíes a construir un Iraq unido, libre y en paz consigo mismo y con sus vecinos (…) que respete los derechos del pueblo iraquí y el imperio de la ley y esto se consigue a través de la democracia” Condoleezza Rice, Consejera de Seguridad Nacional [1]
El 20 de marzo de 2003, Estados Unidos [EEUU] y Reino Unido junto con una coalición de aliados invadieron Iraq y derrocaron el gobierno de Sadam Husein. Afirmaron llevar la paz, la prosperidad y la democracia. Sin embargo, desde entonces, la violencia, la lucha civil, las dificultades económicas han envuelto el país. Miles de personas inocentes están muertas o han resultado heridas, hay millones de desplazados, muchas de las ciudades iraquíes están en ruinas y se han despilfarrado enormes recursos.

Se ha escrito mucho sobre la guerra y la ocupación pero no hay mucha literatura disponible que presente un panorama completo y una valoración de la responsabilidad de la Coalición. La mayor parte del debate público actual sobre Iraq —especialmente en EEUU— se centra en el conflicto interétnico entre los iraquíes, la guerra civil, la limpieza étnica, los ataques terroristas y temas similares. A menudo, los comentaristas atribuyen erróneamente esas tragedias a los odios ancestrales entre las tribus iraquíes, el extremismo del Islam o las violentas intromisiones de los países vecinos. Cualquier cosa menos la propia ocupación.

A pesar de que la ocupación es la realidad política esencial en Iraq, la influencia y la violencia de la Coalición desaparecen con demasiada frecuencia del discurso político occidental. Por ejemplo, cuando las fuerzas del Ministerio del Interior comentan otra atrocidad, pocos mencionan que cientos de asesores estadounidenses trabajan en el Ministerio y tienen gran influencia en cada paso que se da [2]. Resulta sorprendente que algunos comentaristas y dirigentes políticos hayan vuelto a dar la imagen de las fuerzas de la Coalición como agentes humanitarios a los que se debe permitir que continúen su trabajo de promover la paz y la estabilidad en el país desgobernado. El Grupo de Estudios de Iraq presentó tal punto de vista al igual que hacen los medios de comunicación más significativos y muchas figuras representativas de importancia.
Este informe valora la guerra y la ocupación después de cuatro años y las pruebas desde el punto de vista de la legalidad internacional. Centra su atención de manera exhaustiva en información que es de dominio público: informes de gobiernos, de Naciones Unidas [NNUU], de organizaciones de derechos humanos y de otras ONG, así como en informes periodísticos. Este estudio analiza el papel de NNUU, la legalidad de la ocupación que se está produciendo y las consecuencias humanas del conflicto. La información reunida presenta argumentos para terminar rápidamente con la ocupación y los cimientos para una post-ocupación pacífica en Iraq.
Este estudio contempla, sobre todo, las acciones y la responsabilidad de EEUU y Reino Unido, naciones poderosas que declaran defender y promover el imperio global de la ley. Como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de NNUU se presentan a sí mismos como guardianes del orden y de la justicia en el mundo, insistiendo en el “imperio de la ley” y castigando a quienes la violan y quebrantan la paz. Ellos deberían respetar al máximo estas exigencias puesto que, de forma constante y virulenta, aplican esas normas a los demás.
Evidentemente, hay varias clases de responsabilidad respecto a la tragedia de Iraq. Sadam Husein fue un tirano que dejó un país fracturado y una sociedad debilitada. La terrible y larga guerra con Irán (1980–1988) y los 13 años de sanciones punitivas impuestas por NNUU incuestionablemente han pasado factura. Sin embargo, los gobiernos de EEUU y Reino Unido ayudaron a Sadam durante muchos años con armas y apoyo incluso cuando estaba cometiendo los peores excesos [3], y ellos ostentan la autoría de los 13 años de sanciones económicas absolutas de NNUU que hirieron al pueblo iraquí y dejaron a Sadam en el poder [4].
Al mismo tiempo que una abrumadora mayoría de iraquíes son víctimas inocentes del baño de sangre y de la violencia, algunos iraquíes comparten la responsabilidad de los recientes sucesos: han participado en actos reprochables colocando bombas en calles atestadas, atacando lugares santos, asesinando civiles inocentes y actuando con bandas para robar, secuestrar, extorsionar y asesinar. Iraquíes de dentro y fuera del gobierno han estado implicados en luchas sectarias, milicias, asesinatos, atentados con bombas y escuadrones de la muerte, así como en una gran corrupción.

Pero ninguno de esos actos realizados por iraquíes puede justificar los actos de la Coalición. Quienes iniciaron la guerra y la ocupación, especialmente EEUU y Reino Unido, deben asumir la responsabilidad de la muerte y la destrucción que han provocado, así como la quiebra del orden público, el surgimiento del sectarismo y el caos económico que su régimen ha provocado. Han destruido el Estado iraquí y ahora cosechan las consecuencias. Deben, además, asumir la responsabilidad del menoscabo de la legislación internacional y del debilitamiento de la cooperación internacional que la guerra y la ocupación han generado.

LOS FALSOS ALGUMENTOS PARA INICIAR LA GUERRA

Antes de la invasión, EEUU y Reino Unido presionaron al Consejo de Seguridad de NNUU para que autorizara el “uso de la fuerza” contra Iraq. Argumentaron que la fuerza era necesaria para evitar que el gobierno iraquí desarrollara o utilizara armas de destrucción masiva que podrían dirigir contra otras naciones. Declararon que Iraq “violaba de forma flagrante” las resoluciones del Consejo de Seguridad y presentaron pruebas al Consejo, especialmente durante la famosa reunión del 5 de febrero de 2003. Colin Powell, secretario de Estado, afirmó entonces: “[…] Lo que aportamos son hechos y conclusiones basadas en pruebas sólidas de los servicios secretos” [5]. Pero la mayoría de los miembros del Consejo se mostraron escépticos y no autorizaron la acción militar. Ahora sabemos que Iraq no poseía armas de ese tipo y que prácticamente todas se destruyeron en 1991, doce años antes de la invasión [6].
Antes de la guerra, los gobiernos de EEUU y Reino Unido, con sus famosos servicios secretos, estaban prácticamente seguros de que las pruebas de [la existencia de] armas de destrucción masiva en Iraq eran débiles o incluso inexistentes. Informes y otras consideraciones indican que a principios de 2001 los responsables del gobierno Bush tenían sobre la mesa la guerra de Iraq sin alusión alguna a las armas de destrucción masiva [7] y que el 20 de septiembre de 2001 el presidente George W. Bush y el primer ministro Tony Blair hablaron en la Casa Blanca del ataque a Iraq [8]. Según indicó Sir Richard Dearlove, jefe de los servicios de inteligencia británicos, en una reunión con el primer Ministro Blair en junio de 2002: “[…] El espionaje y los hechos fueron establecidos en función de la política” por dirigentes de Washington [9]. Pronto Londres se puso manos a la obra con una campaña paralela de declaraciones falsas y exageradas que incluyeron dos considerables ‘dosieres’ emitidos desde Downing Street [10]. Mas tarde, Colin Powel, secretario de Estado describió su propio discurso ante el Consejo de Seguridad como un ‘manchón en su historial’ [11].

Además, ambos países declararon que actuaban en ‘legítima defensa’ de acuerdo al artículo 51 de la Carta de NNUU. Sin embargo, ahora sabemos que Iraq no suponía una amenaza ni evidente ni inmediata respecto a una acción de ofensiva militar y los políticos lo sabían [12]. Carne Ross, el experto responsable de la misión británica de NNUU, declaró posteriormente que fue testigo del intercambio de información de los servicios secretos estadounidenses y británicos todos y cada uno de los días durante cuatro años y medio, y ni un solo informe sugería que Sadam tuviera armas de destrucción masiva de capacidad significativa o que supusieran una amenaza para Reino Unido o para cualquier otro país [13].
Washington también declaró que Sadam Huseín estaba dando apoyo a Al-Qaeda y auspiciando el terrorismo internacional que amenazaba a EEUU. Esto también era falso y quienes propagaron la acusación sabían que lo era. Una investigación en profundidad realizada por el Comité de Inteligencia del Senado estadounidense demostró posteriormente que esas afirmaciones fueron irresponsables y que no estaban basadas en hechos [14].
Para terminar, EEUU y Reino Unido esgrimieron argumentos humanitarios, tales como liberar al pueblo iraquí de la dictadura de Sadam Huseín y de sus terribles violaciones de los derechos humanos [15]. La guerra, argüían, llevará la libertad y la democracia a Iraq. Pero si Washington y Londres estaban tan preocupados por este tema, ¿por qué con anterioridad habían cooperado con Sadam dándole armas, ayuda militar y apoyo, e incluso protegiéndole de la censura de las instituciones de derechos humanos de NNUU? [16].


LA GUERRA Y LA COALICION

A medida que se acercaba el momento del conflicto, Washington reunió una “coalición de siervos” para dar a su acción militar una mayor legitimidad y contribuir a la apariencia de un trabajo multilateral con apoyo amplio. Washington anunció que su ‘coalición’ había reunido a 49 países [17]; sin embargo, algunos de los miembros no contribuyeron con contingentes militares y otros participaron sólo de manera simbólica. En 2003, el contingente de Kazajastán era de 29 soldados, el de Moldavia de 24 y el de Islandia sólo de dos [18]. La fuerza militar que invadió Iraq estaba compuesta prácticamente en su totalidad por unidades de combate estadounidenses y británicas. El número total de fuerzas de tierra era de 300.000 apoyadas por grandes activos navales y aéreos [19].
Los bombardeos aéreos generalizados, para provocar “conmoción y pavor”, precedieron la campaña terrestre. EEUU utilizó armas prohibidas tales como Napalm, municiones de uranio empobrecido y bombas de racimo en un primer gesto de que la Coalición iba a tener pocos reparos morales o legales [20]. Las tropas de Sadam Huseín no igualaban la enorme capacidad militar desplegada sobre el terreno por EEUU. En sólo tres semanas, el 8 de abril, las fuerzas de la Coalición entraron en Bagdad. Aunque muchos iraquíes se alegraron de la caída del dictador ni lanzaron flores ni dieron la bienvenida a las tropas de la Coalición como algunos entendidos de Washington habían predicho. Muy pronto, el 2 de mayo, el presidente estadounidenses pronunció su alocución de “misión cumplida”en el portaaviones Abraham Lincoln.


La destrucción del Estado iraquí y el quebrantamiento del orden público

Durante los primeros días de la ocupación, la Coalición desmovilizó a las fuerzas policiales iraquíes y al ejército, dejando las ciudades iraquíes abiertas al saqueo y a la quema mientras el ejército de la Coalición miraba hacia otro lado. Se destruyeron 17 ministerios, incluidos los ministerios de Educación, Sanidad, Cultura e Industria, mientras las fuerzas de la Coalición únicamente protegían el Ministerio del Petróleo [21]. Los incendios destruyeron la mayoría de los archivos del gobierno, al tiempo que los ladrones destruían muebles, ordenadores y todo lo demás; incluso arrancaban de las paredes los cables para venderlos al peso. Simultáneamente, los saqueadores atacaban bancos, negocios e incluso los hospitales más importantes. Saquearon las principales instituciones culturales, incluido el Museo Nacional y la Biblioteca Nacional, y otros muchos fueron dañados por el fuego. Iraquíes responsables, investigadores del mundo y dirigentes humanitarios rogaron a los responsables y mandos del ejército de la Coalición que protegiera las instituciones de Iraq y sus tesoros. No lo consiguieron [22].
Sin ninguna autoridad civil, los robos, los secuestros, los asesinatos y los ajustes de cuentas con el antiguo régimen empezaron. El caos gobernaba los vecindarios y mucha gente buscó armas con las que defenderse. Una extraña despreocupación parecía haberse instalado en la dirección de la Coalición. “[…] Estas cosas pasan”, afirmó encogiéndose de hombros Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, en una rueda de prensa el 11 de abril a propósito del saqueo del Museo Nacional [23].
En mayo, la Coalición dio el paso final para desarticular el Ejército [iraquí] y suspender todas las pensiones militares, dejando a 400.000 familias sin su principal fuente de subsistencia [24]. Se puso en marcha una radical desbaazificación que depuró, de todos los puestos oficiales, a más de 30.000 miembros del antiguo partido dirigente sin hacer prácticamente esfuerzo alguno para exceptuar a quienes no habían cometido crímenes en el antiguo régimen [25]. Esto supuso el cese de las personas más cualificadas de los servicios estatales, lo que provocó un devastador efecto sobre lo que quedaba del antiguo aparato del Estado.


El peculiar papel del Consejo de Seguridad de NNUU en la posguerra

Después de la invasión, y tras haberse negado [inicialmente] a autorizar el uso de la fuerza, el Consejo de Seguridad modificó su postura de forma radical. Deseosos de evitar más tensiones con Washington y convencidos de que no había otras opciones alternativas disponibles, los miembros del Consejo acordaron varias resoluciones que daban legalidad a la ocupación y estipulaban la financiación a costa del petróleo iraquí. La resolución 1483 del 22 de mayo de 2003 reconocía a EEUU y Reino Unido como “autoridades de la ocupación” en un intento de asegurarse la adecuación a la ley humanitaria. Al mismo tiempo, la resolución también concedía a la Coalición el derecho a vender el crudo iraquí, a hacerse con los miles de millones de dólares de la cuenta de NNUU del programa petróleo por alimentos y a gastarlos como desearan en lo que “beneficiara a los iraquíes” [26]. La gran mayoría de los miembros del Consejo que estaban contra la guerra esperaban que, como la resolución reiteraba, NNUU jugaría un “papel fundamental” en Iraq, asumiendo finalmente su responsabilidad real. Pero esto fue una decepción. EEUU no tenía intención de ceder autoridad a NNUU y únicamente le permitió jugar el papel secundario.
Sergio Vieira de Mello, el enviado especial de NNUU en Bagdad, intentó reivindicar un papel independiente de NNUU pero el gobierno estadounidense en Iraq apenas le dejó margen de maniobra rechazando sus propuestas hasta [realizar] una ronda de consultas con los iraquíes de todas las tendencias políticas. El “papel vital” que el Consejo de Seguridad había imaginado nunca se materializó. El 19 de agosto de 2003, un coche bomba destruyó la sede de NNUU en Bagdad y mató a Vieira de Mello y a trece miembros de su equipo. Después de esto, la organización redujo drásticamente su presencia en el país y se trasladó desde Iraq a Amán (Jordania).
Sin embargo, en octubre de 2003 el Consejo de Seguridad dio otro paso nefasto con la resolución 1511. A cambio de las promesas de EEUU y de Reino Unido de que el proceso político desembocaría muy pronto en unas elecciones y en la devolución de la autoridad a los iraquíes, el Consejo otorgó el mandato oficial de NNUU a la ocupación convirtiendo la Coalición en una “fuerza multinacional”. EEUU y Reino Unido dieron un paso más allá al afirmar que actuaban en nombre de NNUU y que ésta les había dado la autorización legal para hacer lo que hacían.
Desde ese momento, y a pesar de las cuantiosas violaciones de la legalidad internacional perpetradas por la Coalición, el Consejo renovó dos veces el mandato [27]. No obstante, nunca ha realizado un control consecuente sobre la fuerza multinacional ni tampoco se ha producido un debate serio sobre Iraq. Unos pocos embajadores, como Juan Gabriel Valdés de Chile y Adolfo Aguilar Zinser de México, intentaron presionar sobre el asunto, pero Washington obligó a sus gobiernos a recordarles, dejándoselo bien claro, que no se iba a tolerar ninguna oposición [28]. Como otros embajadores han informado desde entonces con pesar, Washington ni siquiera permite preguntas cuando presenta sus informes periódicos ante el Consejo [de Seguridad] en nombre de la Fuerza multinacional [29].

EEUU GOBIERNAN IRAK

En sustitución del Estado iraquí, EEUU estableció la Autoridad Provisional de la Coalición [APC], una institución de gobierno sin participación iraquí, dirigida por Paul Bremer, que fue nombrado por el Pentágono [30]. Bremer se instaló en el antiguo palacio de gobierno de Sadam y dirigió el país con decretos y poder casi ilimitado. Para proteger a la impopular APC del creciente movimiento de resistencia iraquí, Bremer organizó una zona de seguridad de más de 10 kilómetros cuadrados en el corazón de Bagdad, conocido como ‘Zona Verde’, en la que la APC y el alto mando militar podrían vivir con relativa seguridad. Sin nadie que prácticamente hablara árabe y con un mínimo conocimiento del país, Bremer y su equipo de jóvenes y entusiastas republicanos de Washington se dispusieron a reconstruir Iraq de acuerdo con los principios neo-conservadores.

Bremer reestructuró de forma radical las instituciones públicas y la economía iraquí y emitió cerca de cien decretos de derogación. En una de sus primeras ‘órdenes’ derogó todas las tarifas, impuestos de aduanas y de importación, abriendo la economía de Iraq, tras años de proteccionismo, a los efectos del libre mercado. Entre tanto, la APC gastaba libremente las ganancias de la venta del petróleo de Iraq y los miles de millones de la cuenta de NNUU del programa petróleo por alimentos. El personal de la APC y los mandos militares repartieron millones [de dólares] en metálico con la esperanza de ganar amigos iraquíes e ‘impulsar’ la economía iraquí. La corrupción, empezando en la propia APC, pronto echó raíces. Halliburton, Parsons, Fluor y otras grandes empresas de construcción obtuvieron miles de millones de dólares en contratos de ‘reconstrucción’ [31]. La privatización de los fabulosos recursos del petróleo de Iraq, de los que las empresas estadounidenses y británicas —como Exxon, Shell y British Petroleum— esperaban enormes beneficios, se planificaba entre bastidores. Al mismo tiempo que Bremer daba amplia publicidad a la recién creada Bolsa iraquí, el sistema bancario de Iraq era ineficaz, la industria se desmoronaba e incluso el vital sector petrolero se hundía. El desempleo y la pobreza crecían a marchas forzadas.


REPRESION

Sin una policía local que actuara, las fuerzas de la Coalición se enfrentaban directamente con una población cada vez más descontenta. Las tropas eran absolutamente ajenas a la cultura local e incapaces de comunicarse con la gente en su propia lengua. Esos soldados sin preparación ni experiencia iban fuertemente armados y apoyados por un mortífero poder aéreo y de artillería de largo alcance. Su primer impulso fue tomar posiciones en el corazón de las ciudades iraquíes provocando un conflicto inmediato.
Muy poco después de haber tomado el control de Faluya, las fuerzas estadounidenses tomaron un colegio en el centro de la ciudad para usarlo como cuartel. Los habitantes de Faluya exigieron que se devolviera el edificio. El 28 de abril de 2003, justo cinco días después de que el ejército estadounidense se trasladara a la ciudad, varios cientos de manifestantes se reunieron delante del edificio. Fue la prueba clave de la disidencia democrática tras una dictadura. Los soldados estadounidenses, muy nerviosos, abrieron fuego contra la multitud con armas automáticas: asesinaron a 17 personas e hirieron a más de 70 [32]. Durante los tres días siguientes se produjeron dos incidentes sangrientos más. Faluya se convirtió enseguida en el centro de la resistencia contra la ocupación. Hechos similares se produjeron en Mosul y en otras ciudades.
Como los enfrentamientos de este tipo se extendieron rápidamente, la Coalición reaccionó aumentando la fuerza represiva. Escuadrones militares empezaron a asaltar y registrar viviendas, dando patadas a las puertas, destrozando el mobiliario, gritando órdenes en inglés y deteniendo a sus moradores [33]. En las redadas de los barrios, las tropas detuvieron rápidamente a cientos de iraquíes sometiéndolos después a interrogatorios humillantes. Enseguida, miles de iraquíes fueron encarcelados en prisiones de la Coalición y en campos de prisioneros sin acusación y sin derecho a la defensa en los tribunales [34]. Las torturas comenzaron en las primeras semanas [35].


La Coalición también empezó a realizar operaciones secretas con miles de fuerzas especiales, entre las que se encontraban los Rangers, el cuerpo de elite de la marina, la Fuerza Delta y el cuerpo de elite de la aviación británica [36]. Además estaban las unidades de la CIA y del MI6, grupos especiales de la inteligencia militar y otras fuerzas encubiertas. Con el pretexto de buscar a Sadam y perseguir terroristas, esas fuerzas que operaban en la sombra llevaron a cabo operaciones militares secretas, captura de sospechosos e interrogatorios de extrema brutalidad en campos secretos [37].
Finalmente, la Coalición trasladó a Iraq a un gran contingente de ejércitos privados, cuyo número pronto alcanzo las decenas de miles [38]. Algunos de ellos, como los empleados de Blackwater, DynCorp y CACI International, eran antiguos soldados de las fuerzas especiales estadounidenses, oficiales de policía, personal de los servicios secretos y elementos especializados en guerras encubiertas, interrogatorios, protección personal y asuntos similares. Iban fuertemente armados y estaban al margen de cualquier control, incluso del de los tribunales militares. Esos soldados de fortuna, altamente remunerados —que ya habían sido expulsados de muchos países además de EEUU y Reino Unido [39]— se les destinó a las prisiones de la Coalición, como interrogadores o guardaespaldas para los mandos de la Coalición en la Zona Verde, a unidades de “fuerzas de protección”, a escuadrones especiales de guerra como entrenadores de comandos iraquíes y a muchos otros puestos [40]. Representaban la violencia y la represión y la firme elección estratégica de las autoridades de la ocupación.


Milicias, comandos y escuadrones de la muerte patrocinados por la Coalición

La Coalición creó —o incrementó— las fuerzas iraquíes irregulares. Antes de la invasión, EEUU y Reino Unido dieron apoyo secreto a los peshmergas kurdos, unas milicias partidistas tribales en el Kurdistán iraquí [41]. En 2003, sus combatientes sumaban decenas de miles. Los mandos de la Coalición anunciaron que los peshmergas podían quedarse con sus armas y mantener sus unidades puesto que se consideraba que actuaban “bajo supervisión de la Coalición [42]. Los peshmergas impusieron la ley kurda a las minorías no kurdas del norte y el mando de la Coalición los utilizó para atacar objetivos resistentes en el norte y en el centro de Iraq. Esta política promovió el separatismo kurdo e hizo crecer el resentimiento sunní y shií contra los kurdos.
Además, EEUU armó, entrenó y financió una considerable milicia del Congreso Nacional Iraquí bajo la dirección de Ahmad Chalabi, un iraquí en el exilio favorito del Pentágono por quien se inclinó como futuro Primer ministro. Esta milicia, denominada “Fuerzas del Iraq Libre”, se estableció en 2002 y consiguió fondos multimillonarios del Pentágono [43]. Muy poco después de la invasión, la fuerza aérea estadounidense trasladó a Chalabi junto con 600 milicianos a Nasiriya, en el sur de Iraq [44]. Un contrato multimillonario de la APC, en teoría para salvaguardar las instalaciones petroleras, financió la milicia —lo que se supo más tarde— al igual que la cantidad de 342.000 dólares al mes que el Pentágono pagaba al Congreso Nacional Iraquí (a Chalabi) [45]. Las fuerzas de Chalabi libraron batallas paralelas con sus rivales en Bagdad. Muchos los acusaron de robar coches, de fraude, del robo de propiedades de antiguos baazistas y de asesinatos en masa.
Los Escorpiones era otra fuerza irregular iraquí creada por la CIA y que desde un principio actuó en total clandestinidad [46]. Esta fuerza se dio a conocer fundamentalmente por la brutal paliza, con consecuencia de muerte, de un iraquí detenido bajo custodia estadounidense [el General de división Abed Hamed Mowhoush] en noviembre de 2003 [47].
En el otoño de 2003, Washington había decidido emprender una guerra sucia. Una ley de financiación de la guerra, propuesta por el Pentágono y aprobada por el Congreso en noviembre, incluía tres mil millones de dólares para las milicias iraquíes [48]. Hacia mediados de 2004, cada vez más la Coalición hacía uso de las fuerzas irregulares de Iraq así como de unidades especiales creadas bajo control nominal del Ministerio del Interior iraquí.
Fuentes del Pentágono y nuevos informes hablaban de esta política como la “Opción El Salvador”, haciendo referencia a las tácticas estadounidenses de la contra-resistencia estadounidense en América Central [49]. James Steele, un enviado especial en la embajada estadounidense que jugó un papel esencial en las guerras sucias de América Central, fue nombrado asesor de esas unidades [50]. Durante el verano y el otoño de 2004 se crearon nuevas unidades irregulares, incluida la Brigada Hilla Iraquí de Armas y Tácticas Especiales [Conocida por su acrónimo inglés SWAT], la Guardia Iraquí de la Libertad, la Brigada Amarah y los Comandos especiales de la Policía, conocidos como Brigada Lobo [51]. Muchas de ellas fueron armadas y entrenadas por la Coalición [52]; otras actuaban como escuadrones de la muerte llevando a cabo asesinatos selectivos. Muchos de los mandos iraquíes eran antiguos oficiales de la policía secreta de Sadam y de unidades especiales del ejército rehabilitados nuevamente tras la indiscriminada purga de desbaazificación [53]. Algunos de estos grupos intervinieron de manera extremadamente violenta y fuera de control; a veces actuaban como locos en saqueos, incendios, torturas y asesinatos.
La violencia se multiplicó; los grupos étnicos y religiosos, así como los partidos políticos, crearon milicias para su propia defensa o con fines políticos violentos. El Consejo Supremo de la Revolución Islámica de Iraq [CSRII], el partido político líder de la Shía, aumentó sus Brigadas del Badr, al mismo tiempo que el clérigo Moqtada as-Sáder, fortalecía su Ejército del Mahdi [54]. Los barrios y los dirigentes políticos contrataron guardas armados. Los miembros del gobierno utilizaban a la Policía y a las unidades del Ejército como milicias semi-independientes. Grupos armados se dedicaron a llevar a cabo lucrativos secuestros en las ciudades así como robos a mano armada y en las carreteras.
La Coalición, jugando la baza de las milicias, redobló la violencia en el país y desestabilizó el Estado.

UN IRAK LIBRE Y SOBERANO

Desde un principio, EEUU y sus aliados insistieron en que estaban creando un Iraq democrático, que muy pronto sería un modelo para el conjunto de la región. Sin embargo, en la práctica, impusieron su ley sin consultar y sin comprender ni al país ni a su gente. Durante un año, la APC gobernó Iraq desde sus confines de la Zona Verde con la promulgación de órdenes, decretos, memorandos y avisos públicos [55]. La mayor parte del personal de la APC trabajaba por periodos de seis meses y con escasas posibilidades de aprender nada sobre el país antes de regresar a su país [56].
Bremer y la APC establecieron un consejo de gobierno compuesto por iraquíes, colaboracionistas con la ocupación, elegidos a dedo por EEUU, [57]. Muchos de ellos estuvieron durante décadas en el exilio y tienen pocos vínculos con el Iraq contemporáneo. Algunos de ellos, como Iyad Allawi y Ahmad Chalabi, estuvieron durante años en la nómina de Washington [58]. Al constituir el consejo de gobierno sobre la base de la filiación sectaria, la APC resaltó la dimensión sectaria de los políticos iraquíes y ahondó en las rivalidades sectarias [59]. La táctica del ‘divide y vencerás’ parecía funcionar.

A finales de junio de 2004, la APC ‘devolvió’ la soberanía a los iraquíes y se disolvió. La Coalición anunció que un gobierno interino iraquí ‘soberano’ estaba al frente [del país] y que en Nueva York el Consejo de Seguridad se alegraba de la transición [60]. El nuevo gobierno interino fue nombrado a dedo por Bremer con la ayuda de Lakhdar Brahimi, el enviado especial de NNUU. Aunque en teoría estaba formado por tecnócratas, también había personalidades conocidas elegidas y nombradas, otra vez, según su identidad sectaria [61]. Allawi, relacionado con la CIA, fue el nuevo primer ministro. Bremer, finalmente, se marchó con la mayor parte de su personal pero se mantuvo una enorme presencia estadounidense.
La parafernalia de la soberanía estaba dispuesta. Iraq de nuevo tenía ministros, funcionarios, una fuerza policial incipiente y un ejército, además de cárceles, un ministro de Economía, e incluso unos servicios secretos y, desde luego, elecciones tuteladas por la Coalición como prueba del éxito y el máximo exponente de la democracia, pero la realidad era bien distinta. El embajador John Negroponte, sucesor de Bremer, siguió ejerciendo una enorme influencia en el país como cabeza de la embajada estadounidense más grande del mundo. Cada ministro tenía docenas de consejeros políticos estadounidenses [62]. El ejército estaba completamente bajo el mando estadounidense y el servicio de inteligencia bajo las órdenes (y en la nómina) de la CIA [63].
Las primeras elecciones para los 275 miembros de la Asamblea nacional iraquí se celebraron el 30 de enero de 2005. Debido a la peligrosa situación de seguridad, expertos internacionales supervisaron el proceso desde el exterior del país confiando en la información de los interventores iraquíes de los partidos políticos. La misión internacional para las elecciones iraquíes declaró que “[…] en general, los requisitos establecidos se habían cumplido” [64]. No obstante, los detractores se quejaron de que las elecciones se organizaron con planteamientos erróneos: con una sola circunscripción electoral y listas unificadas de candidatos, no había sido posible hacer una campaña significativa y las elecciones se habían celebrado en unas condiciones que violaban los requisitos exigidos por los derechos humanos internacionales [65]. Otro problema de las elecciones fue la participación extremadamente baja de los sunníes.
El proceso de redacción y aprobación de la nueva Constitución también fue problemático, y provocó un rencor sectario añadido. Las normas de las elecciones, estipuladas en la constitución provisional, se modificaron en el último momento antes de la votación del 15 de octubre de 2005 [66] y las irregularidades de las elecciones generaron una sombra de duda sobre los resultados [67]. A pesar del rechazo masivo, la Constitución fue aprobada. El resultado de las elecciones parlamentarias del 15 de diciembre dio el poder a bloques sectarios del Kurdistán y a los partidos de la Shía. El proceso político se había vuelto cada vez más sectario y la creciente violencia hizo prácticamente imposible la campaña electoral. Cuando, por fin, a primeros de 2006, se constituyó un nuevo parlamento constitucional, las pocas esperanzas generadas por las elecciones ya habían empezado a desvanecerse entre los iraquíes. Se necesitaron meses de maniobras políticas para conformar un gobierno. La dirigencia política, a cargo del primer ministro Nuri al-Maliki, era débil, sectaria e incapaz de unificar el país. El parlamento, simbólicamente situado en la fortificada Zona Verde junto a la gran embajada estadounidense, y los miembros del gobierno, tuvieron poco espacio de maniobra política. La corrupción floreció en los ministerios; las milicias se multiplicaron y la autoridad gubernamental apenas existía, dentro o fuera de la Zona Verde.

UN PARORAMA DE ABSOLUTA ILEGALIDAD

En los capítulos siguientes, este informe examina el trágico panorama de la ocupación. Muestra en detalle cómo las fuerzas de EEUU utilizaron de manera indiscriminada armas especialmente dañinas y cómo la Coalición fue incapaz de evitar la destrucción de las instituciones culturales iraquíes y el legado cultural, los hospitales, las universidades, las bibliotecas, los museos y los yacimientos arqueológicos. Este informe también pone de relieve cómo la Coalición utilizó una extremada fuerza que dañó gravemente o destruyó una docena de ciudades iraquíes y desplazó a cientos de miles de personas.
Las fuerzas de la Coalición han detenido a miles de iraquíes de forma indefinida —sin acusación o juicio—; muchos de ellos han sido sometidos a interrogatorios humillantes y torturados. De manera habitual, las tropas de la Coalición asesinan civiles en los puestos militares de control, en los registros de domicilios y durante las operaciones militares de todo tipo; las tropas de la Coalición han cometido asesinatos y atrocidades. El programa de ‘reconstrucción’ ha dilapidado miles de millones de dólares de los fondos iraquíes mediante el robo, el fraude y la malversación.
Este informe documenta la manera en la que cientos de miles de iraquíes han muerto y más de cuatro millones han sido desplazados, entre los que se cuentan alrededor de dos millones que han abandonado el país. La pobreza es generalizada, la enfermedad y la mortalidad infantil extremadamente elevada, la carencia de alimentos crece sin cesar.
Los iraquíes se oponen contundentemente a las bases militares estadounidenses construidas con intención de permanencia y al gigantesco complejo de la embajada que simboliza hegemonía estadounidense. Por abrumadora mayoría, los iraquíes quieren que la Coalición se retire, como demuestran repetidamente las encuestas.
Para algunos lectores la mayoría de los temas tratados en el informe le resultarán familiares, pero los capítulos pretenden dibujar un panorama más complejo y profundo del que hasta el momento se ha tenido. Con la documentación de las muchas y graves violaciones de la legislación internacional, este estudio apela a la comunidad internacional para que se ocupe de la crisis de Iraq y encuentre alternativas para su futuro. La paz no llegará a Iraq mientras la ocupación persista.

Notas de los autores:

1. Casa Blanca, Press Briefing by National Security Advisor Dr. Condoleezza Rice, 4 de abril de 2003.
2. Yochi J. Dreazen y Christopher Cooper, “Behind the Scenes, US Tightens Grip on Iraq's Future”, Wall Street Journal, 13 de mayo de 2004. Véase también Bradley Graham y Robin Wright “Aid to Iraq Ministries To Shift to Pentagon”, Washington Post, 26 de septiembre de 2005.
3. Véase Mark Phythian, Arming Iraq: How the U.S. y Britain Secretly Built Saddam's War Machine, Boston, 1997.
4. Las sanciones se prolongaron durante muchos años contra los deseos de la mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad porque EEUU y Reino Unido podían utilizar su derecho a veto para bloquear cualquier iniciativa de cara a terminar con el régimen de sanciones. Véase Global Policy Forum et al., Iraq Sanctions: Humanitarian Options y Implications for the Future, agosto de 2002.
5. Reunión del Consejo de Seguridad sobre Iraq [núm.] 4701, transcripción Verbatim S/PV.4701, 5 de febrero de 2003, p.5.
6. Véase US Central Intelligence Agency, Comprehensive Report of the Special Advisor to the DCI on Iraq's WMD, 30 de septiembre de 2004.
7. Richard Clarke, Against all Enemies, Nueva York, 2004. Clarke era el jefe del antiterrorismo y experto en el Consejo de seguridad nacional durante los primeros años del gobierno Bush.
8. Sir Christopher Meyer, DC Confidential, Londres, 2005. Meyer era, en ese momento, el embajador británico en Washington.
9. “Iraq: Prime Minister's Meeting, 23 de julio de 2002”. La memoria secreta de una reunión de funcionarios británicos y ministros en Downing Street se filtró al Sunday Times, que la publicó el 1 de mayo de 2005. Nunca se ha dudado de su autenticidad. Véase Walter Pincus, “British Intelligence ‘Warned of Iraq War'”, Washington Post, 3 de mayo de 2005.
10. Valoración del gobierno británico, Iraq's Weapons of Mass Destruction, 24 de septiembre de 2002, y Reino Unido, Downing Street, Iraq: Its Infrastructure of Concealment, Deception and Intimidation, 3 de febrero de 2003.
11. “Powell Calls Pre-Iraq U.N. Speech a ‘Blot' on his Record” Associated Press, 8 de septiembre de 2005.
12. Lord Goldsmith, jefe del gabinete jurídico del gobierno de Reino Unido, discrepó del argumento de autodefensa en el consejo privado que dio al Primer ministro el 7 de marzo de 2003, afirmando que sólo una resolución del Consejo de Seguridad autorizando el uso de la fuerza haría que la implicación del ejército de Reino Unido fuera legal de acuerdo con la legislación internacional.
13. Ross trabajó en la misión de Reino Unido para NNUU durante cuatro años y medio, desde diciembre de 1997 hasta enero de 2002. Su testimonio se ha mantenido en secreto y no se hizo público hasta 30 meses más tarde debido a la presión de los miembros del Congreso. Véase “Full Transcript of Evidence given to the Butler Inquiry, Supplementary Evidence Submitted by Mr. Carne Ross, Director, Independent Diplomat,” de fecha 9 de junio de 2004, publicado por The Independent, 15 de diciembre de 2006. Véase Colin Brown y Andy McSmith, “Diplomat's Suppressed Document Lays Bare the Lies Behind Iraq War”, The Independent, 15 de diciembre de 2006.
14. Senado de EEUU, congreso 109, 2ª sesión, Report of the Select Intelligence Committee on Postwar Findings on Iraq's WMD Programs y Links to Terrorism y How They Compare with Prewar Assessments, 8 de septiembre de 2006. Un informe del Inspector general del Departamento de Defensa, enviado al Congreso el 5 de abril de 2007, llega a la misma conclusión. Véase “Hussein-Qaeda Lind ‘Inappropriate,' Report Says”, Bloomberg News, 6 de abril de 2007.
15. Nota de prensa de La Casa Blanca, Remarks by the President to the Military Personnel y Their Families Marine Corps Base Camp Lejeune , North Carolina, 3 de abril 3 de 2003.
16. Véase DilipHiro, “Outside Powers,” The Longest War, New York, 1991, y Mark Phythian, Arming Iraq: How the US y Britain Secretly Built Saddam's War Machine, Boston, 1997. Véase también Human Rights Watch, Annual Report: Iraq, 1989.
17. Nota de prensa de La Casa Blanca, Iraq Coalition, 27 de marzo de 2003.
18. Véase por ejemplo, Oficina del Departamento de Estado, Oficina del coordinador para la lucha antiterrorista, “Patterns of Global Terrorism”, 29 de abril de 2004; US CENTCOM, “International Contributions to the War on Terror”, 10 de enero de 2005; Sewell Chan, “Rumsfeld Thanks Kazakhstan”, Washington Post, 26 de febrero de 2004; Globalsecurity.org, Iraq Coalition Troops, febrero de 2007.
19. Jim Garamone, “More than 100,000 Coalition Troops in Iraq”, American Forces Press Service, 31 de marzo de 2003.
20. Véase el capítulo de este informe sobre armas indiscriminadas y especialmente dañinas.
21. La página web de La Casa Blanca señala que el Ministerio de Sanidad estaba “totalmente saqueado”. Para saber más sobre el Ministerio del Petróleo, véase Andras Riedlmayer, “Yes the Oil Ministry Was Guarded”, Iraq War and Archeology, 7 de mayo de 2003.
22. Véase en IraqSolidaridad información detallada en el capítulo VIII: Destrucción del Patrimonio Cultural, Global Policy Forum (VIII): La destrucción del patrimonio cultural de Iraq .
23. Departamento de Defensa, News Briefing by Secretary of Defense Donald Rumsfeld and General Richard Meyers, 11 de abril de 2003. Véase Sean Loughlin, “Rumsfeld on Looting in Iraq”, CNN 12 de abril de 2003.
24. Véase Orden número 2 de la Autoridad Provisional de la Coalición, Dissolution of Entities, 23 de mayo de 2003.
25. Toby Dodge, “Staticide in Iraq”, Le Monde diplomatique, febrero de 2007.
26. En total, EEUU se apropió de más de ocho mil millones de dólares, los saldos de la cuenta de NNUU para el programa petróleo por alimentos.
27. Véanse las resoluciones del Consejo de Seguridad de NNUU UN S/RES/1637, de 2005 y S/RES/1723 de 2006.
28. Maggie Farley y Richard Boudreaux, “Mexico 's Envoy to UN Leaves, With Defiance”, Los Angeles Times, 22 de noviembre de 2003.
29. Comunicación privada con ex-embajadores del Consejo de Seguridad.
30. Bremer trabajó en el Departamento de Estado durante muchos años, desde 1989 hasta 2002, como director ejecutivo de Kissenger Associates. Su biografía le describe como un experto en antiterrorismo. Véase su biografía en la página web de la APC: http://www.iraqcoalition.org/bremerbio.html .
31. Véase en IraqSolidaridad el capítulo IX de este informe: Corrupción, fraude y delitos económicos, Global Policy Forum (IX): Corrupción, fraude y delitos económicos.
32. En otro suceso acaecido el 30 de abril, las fuerzas estadounidenses volvieron a abrir fuego contra una multitud: asesinaron a tres personas e hirieron a otras 16. Véase Human Rights Watch, Violent Response: the U.S. Army in al-Falluja, 17 de junio de 2003. Según Human Rights Watch, los manifestantes de Faluya también estaban indignados porque observadores estadounidenses situados en los tejados de las casas pudieran ver la intimidad de los hogares, deshonrando a las mujeres.
33. Véase en IraqSolidaridad el capítulo VII de este informe: matanzas, asesinatos y atrocidades por parte de los ocupantes, Global Policy Forum (VI): Matanzas, asesinatos y atrocidades por parte de los ocupantes.
34. Véase en IraqSolidaridad el capítulo III de este informe: Detenciones y cárceles: absoluta indefensión de los presos, Informe de 'Global Policy Forum' (III): Detenciones y cárceles: Absoluta indenfensión de los presos.
35. Véase en IraqSolidaridad el capítulo IV de este informe: Malos tratos y tortura a prisioneros, Informe de 'Global Policy Forum' (IV): Malos tratos y torturas a prisioneros
36. Seymour Hersh, “Moving Targets”, New Yorker, 15 de diciembre de 2003. Véase también Matthew B. Stannard, “Special Forces Have Scoped Iraq for Weeks”, San Francisco Chronicle, 21 de marzo de 2003.
37. Thom Shanker, “Special Operations in Iraq: High Profile But in the Shadow,” New York Times, 29 de mayo de 2007 y Human Rights First, “Command's Responsibility”, febrero de 2006.
38. La Oficina gubernamental de contabilidad calculó que hasta marzo de 2006 aproximadamente 181 empresas de seguridad privada con alrededor de 48.000 empleados trabajaban en Iraq. Véase oficina gubernamental estadounidense, declaración ante el subcomité de seguridad nacional, amenazas inminentes y relaciones internacionales; comité sobre la reforma del gobierno; declaración de William Solis, director de respuesta defensiva y organizativa, Rebuilding Iraq: Actions Still Needed to Improve the Use of Private Security Providers, 13 de junio de 2006.
39. Human Rights Watch, Private Military Contractors y the Law, 5 de mayo de 2004.
40. Véasé Jeremy Scahill, Blackwater, New York, 2007, y Amnesty International USA, Human Rights Responsibilities of Private Companies Operating in Iraq.
41. Véase, por ejemplo, Kenneth Katzman, “Iraq: US Efforts to Change the Regime”, Congressional Research Service, 22 de marzo de 2002; Scott Peterson, “Kurds Ready to Be Next N. Alliance”, Christian Science Monitors, 28 de marzo de 2002; “US Intelligence Teaming up with Kurds”, Houston Chronicle, 22 de diciembre de 2002.
42. Patrick E. Tyler, “U.S. May Let Kurds Keep Arms, Angering Shiites”, New York Times, 24 de mayo de 2003.
43. Oficina general de contabilidad de EEUU, informe en respuesta a las preguntas del Congreso, State Department: Issues Affecting Funding of Iraqi National Congress Support Foundation, abril de 2004.
44. Johanna McGeary, “Who Will Call the Shots?”, TIME, 14 de abril de 2003.
45. Knut Royce, “A Start-Up Company with Connections”, Newsday, 15 de febrero de 2004.
46. Dana Priest y Josh White, “Before the War, CIA Reportedly Trained a Team of Iraqis to Aid US”, Washington Post, 3 de agosto de 2005.
47. Human Rights First, Command's Responsibility, 8 de febrero de 2006, p. 8.
48. Robert Dreyfuss, “Phoenix Rising” The American Prospect, vol. 15, Issue 1, 1 de enero de 2004.
49. Michael Hirsh y John Barry, “The Salvador Option”, Newsweek, 14 de enero de 2005.
50. Peter Maass, “The Way of the Commandos”, New York Times Magazine 1 de mayo de 2005. Otro asesor de relevancia que estuvo implicado en la contra-revolución estadounidense en Latinoamérica fue Steven Casteel.
51. El Wall Street Journal identificó a seis de esas unidades. Véase Greg Jaffe, “New Factor in Iraq: Irregular Brigades Fill Security Void”, Wall Street Journal, 16 de febrero de 2005, y “Bands of Brothers New Factor in Iraq: Irregular Brigades Fill Security Void”, Wall Street Journal 23 de febrero de 2005. Véase esp. A.K. Gupta, “Let a Thousand Militias Bloom”, NYC Indymedia Center, 22 de abril de 2005, y A.K. Gupta “Iraq: Militias y Civil War”, Z Magazine, diciembre de 2006.
52. Lionel Beehner, “Iraq : Militia Groups”, Council on Foreign Relations, 9 de junio de 2005.
53. Michale Hirsch y John Barry, “Special Forces May Train Assassins, Kidnappers in Iraq”, Newsweek, 14 de enero de 2005 y Peter Maas, “The Way of the Commandoes”, New York Times Magazine, 1 de mayo de 2005.
54. Beehner, op.cit.
55. Entre mayo de 2003 y junio de 2004, Paul Bremer, gobernador de la APC, promulgó 100 órdenes, 12 decretos, 17 memorandos y 12 avisos públicos. Véase el sitio web de la Autoridad Provisional de la ocupación: http://www.iraqcoalition.org/ .
56. Inspector general para la reconstrucción de Iraq, Lessons in Human Capital Management, enero de 2006, p.14.
57. Regulación número 6 de la Autoridad Provisional de la Ocupación, Governing Council of Iraq, 13 de julio de 2003.
58. Véase, por ejemplo, Joel Brinkley, “Ex-C.I.A. Aides Say Iraq Leader Helped Agency in 90's Attacks”, New York Times, 9 de junio de 2004.
59. Raad Alkadiri y Chris Toensing, “The Iraqi Governing Council's Sectarian Hue”, Middle East Research and Information Project, 20 de agosto de 2003.
60. Resolución del Consejo de Seguridad S/RES/1546, 2004.
61. Coalition Provisional Authority Regulation Number 10, Members of Designated Iraqi Interim Government with Annex A, 9 de junio de 2004.
62. Yochi J. Dreazen y Christopher Cooper, “Behind the Scenes, US Tightens Grip on Iraq's Future”, Wall Street Journal, 13 de mayo de 2004. Véase también Bradley Graham y Robin Wright, “Aid to Iraq Ministries To Shift to Pentagon”, Washington Post, 26 de septiembre de 2005.
63. Ned Parker, “Divided Iraq Has Two Spy Agencies” Los Angeles Times, 15 de abril de 2007.
64. International Mission for Iraqi Elections, Final Report Assessment of the January 30, 2005 , Election Process, 2005.
65. Asian National Exchange for New Alternatives, Open Letter to UN Secretary General Kofi Annan on the Elections in Iraq, 6 de enero de 2005.
66. “UN Condemns Iraq Charter Change”, BBC, 4 de octubre de 2005.
67. Véase, por ejemplo, Dexter Filkins, “Vote Totals Under Inquiry in 12 Iraqi Provinces, Panel Says” New York Times, 17 de octubre de 2005; “Iraq Vote Counts ‘Points to Fraud'” BBC, 18 de octubre de 2005.

CUANDO EEUU SE JUSTIFICA A TRAVES DE LOS MEDIOS DE DIFUSION IRAKIS

( Por Ossama Lotfy)

En ocasión de la inesperada desclasificación de un informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos, la Red Voltaire retoma una vez más la forma como Washington controla y corrompe hoy en día los medios iraquíes de difusión. Un plan de guerra mediática, preparado también desde hace mucho, en el que Irak se ve privado de toda democracia auténtica.
Detrás de un engaño puede esconderse otro. Bastó poco tiempo para concretar el increíble engaño de «las armas de destrucción (¿o más bien de distracción) masiva», que nunca aparecieron, ni antes ni después de la invasión de Irak. No pudieron encontrarlas ni la comisión de control, de inspección y de verificación de la ONU, dirigida por Hans Blix; ni la administración Bush, tan desconcertada y silenciosa como aquel Colin Powell que recientemente confesara a medias que nunca existieron tales armas [1].

Sin embargo, la intoxicación mediática de que fue víctima –y cómplice– la prensa dominante [2], manipulada con el fin de condicionar a la opinión pública para que aceptara la posibilidad de una guerra a partir de 2003, ha ocultado por mucho tiempo la manera como los medios de difusión iraquíes y del Medio Oriente se encontraban, desde el principio del conflicto, bajo control de Estados Unidos.
Hubo que esperar hasta principios del año 2005 y la aparición de las primeras revelaciones del escándalo en la prensa mainstream estadounidense para darse cuenta de que la justificación de la ocupación por la coalición y de sus planes colonialistas en cuanto a un Irak supuestamente democratizado –por recientes elecciones legislativas– se realizaban recurriendo «a todos los medios necesarios». Incluyendo la corrupción de uno de los barómetros de la libertad de expresión en todo país supuestamente democrático: la prensa. Eso es lo que los diarios Los Angeles Times y New York Times reportaron varios meses después de que lo hiciera la prensa árabe, entre finales de noviembre del año 2005 y enero de 2006 [3].

Ambos dieron numerosos ejemplos de situaciones en las que periodistas iraquíes que trabajaban en «diarios independientes» y cuyos artículos elogiaban los méritos del ejército de ocupación –y por consiguiente, fustigaban de facto la rebelión– estaban en realidad siendo sobornados. De manera que, esos periódicos presentaban aquellos artículos como testimonios e informaciones independientes de sus periodistas, cuando en realidad aquellos espacios periodísticos eran comprados y redactados directamente desde la «Operation Information Task Force» por militares estadounidenses que trabajan en las «operaciones de información».
Esta forma de propaganda conformada con good stories –característica de la prensa anglosajona–, con reportajes y crónicas parciales y parcializadas de operaciones militares provenientes de fuentes no identificables, era conocido entre los jefes de redacción de los medios de esos medios de difusión. Cuando se les pidieron explicaciones, algunos respondieron que el «origen desconocido» y el contenido proestadounidense de aquellos artículos no les molestaban y que cuando los publicaban sabían perfectamente lo que hacían.


Esas informaciones, que estaban muy lejos de ser algunos casos aislados, revelaron la existencia de una corrupción institucionalizada por un conjunto de empresas de relaciones públicas pagadas por el Departamento de Defensa, siendo la más influyente el Lincoln Group [4]. Se trata de un sistema de propaganda por un monto estimado en 300 millones de dólares que se extendió por todo el Medio Oriente, donde no es raro que los jefes de ciertas redacciones reciban ciertas llamadas telefónicas de estas «empresas de relaciones públicas».

Aquello que el ex secretario de Defensa Ronald Rumsfeld, con las frases enigmáticas y la retórica irónica que siempre lo caracterizaron, llamaba «métodos no tradicionales que permiten proporcionar informaciones exactas al pueblo iraquí». [5] Pero lo que no se sabía es que, como en el caso de la propaganda sobre las «armas de destrucción masiva», este plan de control de los medios iraquíes y de acondicionamiento de su población a favor de un régimen de ocupación, estaba preparado ya antes de la invasión de Irak por parte del Departamento de Defensa. Desde tres meses antes, para ser más exactos.
«Rapid Reaction Media Team», el papel de los medios en el Irak liberado

Este sistema de propaganda, sintetizado en Rapid Reaction Media Team, un documento recientemente revelado por el National Security Archive [6], estaba preparado desde varios meses antes de la invasión de Irak. Redactado por el Buró de Operaciones Especiales y de Conflictos de Baja Intensidad, así como por el Buró de Planes Especiales para los Asuntos del Medio Oriente y del Sur de Asia (Planes Especiales), dependientes ambos del Departamento de Defensa [7], este informe tenía como objetivo, por un lado, persuadir a la población iraquí de que el país estaba estable y de que la ocupación estaba justificada, y por otro lado, mantener una visión aceptable del conflicto en Estados Unidos.
Siguiendo la misma lógica que las operaciones sicológicas realizadas por las PSYOPS [8]en el documento estaba previsto de antemano cómo había que reorganizar los medios iraquíes, , «en caso de que las hostilidades sean necesarias para liberar Irak». (sic)
White Paper «Rapid Reaction Media Team». Su concepto
2.0 Concept Overview (fragmento) : «Después del cese de las hostilidades, el hecho de instaurar inmediatamente equipos de medios (de difusión) iraquíes entrenados por profesionales estadounidenses, para presentar un nuevo Irak (por los iraquíes y para los iraquíes) con esperanzas de prosperidad y de democracia para el futuro, tendrá un impacto psicológico y político en el pueblo iraquí.»

También estaba previsto desde entonces que había que preparar una campaña de información de conjunto por parte del «Rapid Reaction Media Team» «durante la fase anterior a las hostilidades en Irak». Para que sirviera después de «puente entre los medios controlados por el régimen de Sadam Husein y a largo plazo, las redes de “medios libres de Irak“ en la era siguiente a Sadam». Estos tenían que servir como ejemplo «de emancipación», «como modelo en el Medio Oriente donde tantos medios árabes odiados actúan como armas de destrucción masiva» [9].
Prensa escrita, radios, canales de televisión; medios que había que crear –el «Iraqi free media»- en los primeros estimados de sus costos, hasta la cantidad de horas que cada uno tiene que transmitir, así como los programas preprogramados… El Departamento de Defensa había preparado minuciosamente cómo tenía que ser la prensa «libre e independiente» de la «democracia» iraquí.

Conforme a lo previsto, el Iraqi Media Network (IMN), que reúne un canal de televisión, dos estaciones de radio y el diario Al-Sabah, fue creado exactamente 9 días antes de la invasión del país. Se trata de un grupo de prensa que reproduce casi palabra por palabra los objetivos enunciados en el informe [10], y cuyas lazos de financiamiento y de control directos por el Departamento de Defensa estadounidense se fueron precisando con el paso de los meses [11].
Paralelamente, desde los primeros días de la invasión, Al Jazeera fue varias veces blanco de las fuerzas de la coalición. Varios de sus periodistas fueron muertos, hasta que las fuerzas de la coalición decidieron destruir las oficinas del canal qatarí en Bagdad. Mientras tanto, la «prensa independiente» iraquí, mayoritariamente corrupta como ya hemos visto, se desarrollaba de forma exponencial.
Varios días después, el 10 de abril de 2003, fecha de la primera transmisión de televisión del IMN, el director Ahmad al-Rikaby [12] anunciaba a sus telespectadores, desde una tienda de campaña del ejército estadounidense, la «Bienvenida a un nuevo Irak».
Semanas más tarde, Paul Bremer, a la cabeza de la Autoridad Provisional de la coalición, declaraba que el IMN tenía que ocupar provisionalmente el lugar del ministerio de Información, todopoderoso bajo el régimen de Sadam Husein, en cuya sede se instaló simbólicamente el IMN, semanas después de que la instalación fuese bombardeada por las propias fuerzas de la coalición.

Ossama LotfyLos artículos de esta autora o autor Enviar un mensaje
Agradecimientos al National Security Archive por la cuidadosa actualización de sus archivos.
[1] «Colin Powell regrette ses accusations contre l’Irak», Réseau Voltaire, 12 de septiembre de 2005.
[2] Ver también, «Judith Miller, journaliste d’intoxication massive», por Paul Labarique, Réseau Voltaire, 5 de marzo de 2004.
[3] "U.S. Military Stages Media Offensive in Iraq", Marc Mazzetti y Borzou Daragahi. Artículo publicado en Los Angeles Times, 29 de noviembre de 2005. Y el New York Times a partir de enero de 2006.
[4] NdlR: el Lincoln Group fue creado después de la invasión de Irak en 2003 y adoptó su nombre y su forma definitivos en 2004.
[5] "Guerre Médiatique", Donald Rumsfeld. Tribuna publicada en La Libre Belgique, en marzo de 2006. Sus palabras exactas fueron: «En Irak, por ejemplo, el ejército americano, en estrecha colaboración con el gobierno iraquí, ha buscado métodos no tradicionales que permiten proporcionar informaciones exactas al pueblo iraquí. Pero esta iniciativa fue calificada de "compra de noticias".La explosión del número de artículos de prensa críticos que esto dio como resultado provoca un paro general de toda actividad y de toda iniciativa. Ello conduce a un «efecto de congelación» entre aquellos que prestan sus servicios en el sector de los asuntos públicos militares, quienes concluyen que no se permite ninguna innovación.»
[6] Rapid Reaction Media Team, documento que puede ser consultado en: http://www.gwu.edu/ nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB219/index.htm
[7] «Le dispositif Cheney», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 6 de febrero de 2004.
[8] Les Plans du Pentagone pour contrôler l’information, Ossama Lotfy
[9] Referirse a las dos primeras partes del Rapid Reaction Media Team.
[10] El IMN se define como: «un cuerpo interino que tiene como objetivo construir nuevas infraestructuras, entrenar periodistas y establecer las bases de una política de medio público»
[11] Información publicada en el Washington Post del 16/10/2003
[12] Ahmad al-Rikaby abandonó sus funciones en agosto de 2003, estimando que el IMN no podía hacerle competencia a Al-Jazeera o a las demás fuentes alternativas de información.

LA SITUACION DE IRAK MIENTRAS EMPIEZA EL AÑO 2008

(por James Cogan)

Los informes de los medios de comunicación acerca de las fiestas de año nuevo en Bagdad no pueden ocultar el hecho de que los iraquíes tienen poco que esperar de 2008 y menos aún que celebrar de 2007. El año pasado fue otro año de muerte, de destrucción y de sufrimiento. Hasta los incompletos datos recogidos por Associated Press - que sólo incluyen las muertes registradas y excluye a los denominados resistentes muertos en combates contra fuerzas estadounidenses y del gobierno iraquí- muestran que al menos 18.610 civiles murieron a consecuencia de la violencia. Decenas de miles de personas más murieron a causa de los efectos producidos por la desnutrición, las malas condiciones del agua potable, la contaminación de uranio empobrecido y de un sistema sanitario disfuncional.
2007 será recordado como el año en que la agencia británica ORB calculó que 1.200.000 iraquíes habían muerto bajo la ocupación estadounidense, con lo que corroboraban el número de muertos calculado anteriormente por científicos que trabajaban para la Universidad Johns Hopkins.
También será recordado como el año en que más de un millón de iraquíes fueron obligados a abandonar sus casas huyendo de la violencia sectaria fomentada y alentada por las políticas del imperialismo estadounidense. La “oleada” del envío de 30.000 soldados estadounidenses más al país entre marzo y junio fue acompañada de la que posiblemente ha sido la peor limpieza étnica y de comunidades de la historia moderna de Iraq.
El 21 de diciembre UNICEF publicó unas estadísticas que revelaban el nivel social de la destrucción: sólo el 28 % de los iraquíes de 17 años pudieron hacer los exámenes finales en 2007, mientras que la violencia impidió que cerca de un millón de niños asistieran a la escuela primaria.
Estas cifras ponen de relieve la acusación hecha por WSWS el 24 de mayo de 2007 de que los artífices de la invasión de Iraq habían cometido “sociocidio” - “el asesinato deliberado y sistemático de toda una sociedad”- para apropiarse del territorio del país y de sus recursos petrolíferos en beneficio de la clase dirigente empresarial estadounidense. Hay que hacer responsables de estos crímenes de guerra a sus autores pertenecientes a la administración Bush y a sus aliados.

Miles de familias estadounidenses y británicas han pagado un precio amargo. La cifra de soldados de la ocupación muertos en Iraq en el año 2007 fue la más alta desde la invasión en marzo de 2003. Perdieron la vida un total de 901 estadounidenses, 47 británicos y nueve soldados de otros países ocupantes. La cifra total de víctimas estadounidenses de esta guerra ilegal asciende ahora a 3.904 muertos y a 28.661 heridos -muchos de los cuales han sufrido daños cerebrales, han perdido miembros o sufren otros daños permanentes. Otros 30.185 soldados han tenido que ser evacuados por heridas “no hostiles”, como enfermedades o problemas psicológicos. Al menos 132 soldados estadounidenses se han suicidado en este país devastado por la guerra.
2008 verá cómo continúan las muertes y las mutilaciones. En su conferencia de prensa de final de año celebrada el 29 de diciembre el comandante estadounidense en Iraq, el general David Petraeus, arrojó un jarro de agua fría a las declaraciones de que la “oleada” estadounidense había conseguido llegar a tener el país bajo control. Mientras señalaba el descenso de muertes estadounidenses respecto a los tres meses anteriores -el número de muertos fue el más bajo desde principios de 2004- advirtió de que “inevitablemente habrá duros combates, más días duros y más semanas duras, aunque pocos, si Dios quiere”.
La advertencia de Petraeus provenía de la naturaleza claramente temporal del modesto descenso de riesgo para los soldados estadounidenses. El descenso de ataques a las fuerzas de ocupación se debe no a que haya habido algún cambio en la aplastante oposición por parte de los iraquíes a la presencia estadounidense o alguna mejora en las catastróficas condiciones de vida a las que se enfrentan la mayoría de los iraquíes, sino que se debe a una serie de tratos desesperados, orquestados por Petraeus, para comprar a varios grupos de resistencia de base árabe-sunní y para asegurar un alto el fuego con la principal oposición fundamentalista chií a la ocupación, el Ejército Mahdi Army del cérigo Moqtada al-Sadr.


Estos tratos están empezando a ser conocidos. En el oeste de Iraq y en enclaves sunníes dentro de Bagdad y alrededor de esta ciudad hay al menos 77.000 miembros de la milicia sunní a los que está pagando el ejército estadounidenses. Sus dirigentes, muchos de los cuales estaban relacionados con el régimen anterior de Saddam Hussein, están tratando de tener un papel político mayor por medio de un sórdido acuerdo de reparto de poder con los partidos fundamentalistas chiís y nacionalistas kurdos que dominan el gobierno títere de Iraq respaldado por Estados Unidos. En el proceso, todas las facciones se están situando en oposición directa a las esperanzas y aspiraciones de la clase trabajadora ordinaria de Iraq perteneciente a todas las sectas y grupos étnicos.

A unos dos millones de refugiados iraquíes en Siria y Jordania se les está diciendo ya que tienen que volver necesariamente a casa. El que puedan volver o no dependerá de si pertenecen a la misma secta que aquella cuya milicia controla ahora el barrio de donde son originarios. A miles de chiíes se les ha impedido entrar en zonas que están bajo la autoridad de la milicia sunní y que, en muchos casos, están cerradas por muros de hormigón de 12 pies levantados por los estadounidenses. Al mismo tiempo, a decenas de miles de sunníes y cristianos expulsados por las milicias chiíes se enfrentan a perderlo todo. Como parte del trato de Sadr con Petraeus, el Ejército Mahdi se ha hecho con el poder en amplias zonas de Bagdad y las gobierna como un feudo sectario en nombre del clérigo.
La ira por la división de la ciudad negociada por Estados Unidos y por el ascenso de las milicias se ve aumentada por la incapacidad de la ocupación para proporcionar trabajo o servicios básicos. La combinación del paro y el infraempleo en zonas como Sadr City asciende al 70%, y nuevos estallidos de resistencia son inevitables.
Por el sur de Iraq de mayoría chií la situación es igual de inestable. En términos prácticos, el trato de Sadr con la ocupación ha significado abandonar a sus partidarios (que en su mayoría forman parte de la clase trabajadora) al ejército estadounidense y al Consejo Supremo Islámico Iraquí (SIIC, por sus siglas en inglés), el mayor partido chií favorable a la ocupación y representante de los negocios chiíes más poderosos y de las elites clericales. A consecuencia de ello, cientos de hombres de la milicia sadrista han sido considerados como “elementos indeseables”, se les ha dado caza y han sido detenidos o matados.
Observadores de la política iraquí están notando el crecimiento de la desafección entre la base sadrista debido al tira y afloja de Sadr y a su colaboración con el ejército estadounidense. El mes pasado Peter Harling del International Crisis Group declaró a McClatchy Newspapers: “No sé cuánto tiempo se podrá sostener esto. Los partidarios de Sadr parecen estar extremadamente frustrados, quieren acatar la decisión de Moqtada [el alto el fuego], pero no durante mucho tiempo”.


Según un artículo del 26 de diciembre del Washington Post, ha habido una redada contra muchos de ellos Najaf, Karbala, Hilla y Diwaniya. Existen indicios de que el ejército estadounidense junto con las fuerzas del gobierno iraquí leales al SIIC están preparando una ofensiva contra los sadristas y contra partidos vinculados a estos, milicias y sindicatos de la rica en petróleo ciudad de Basora. Esta operación tienen posibilidades de ser la mayor sangría del año nuevo y de desatar rebeliones contra la ocupación por todo el sur de Iraq.
Mientras continúan las matanzas, diversos ámbitos de la elite dirigente estadounidense están explotando la misma carnicería que ellos han provocado para argumentar que el ejército estadounidense debe permanecer en Iraq para establecer las condiciones necesarias para la “democracia”. Esta propaganda no es más que una descarada apología del primer crimen de guerra, que todavía se está produciendo, del siglo XXI.
La ocupación está gobernando por medio de las divisiones sectarias y de la represión diaria de la oposición a su presencia. La condición previa necesaria para que Iraq se recupere de la catástrofe social y política creada por la guerra dirigida por Estados Unidos es la retirada inmediata e incondicional de Iraq de todas las tropas estadounidenses y extranjeras.


LAS MENTIRAS SOBRE LA GUERRA DE IRAK

(por Max Lesnik)

Siempre se ha dicho que los políticos y los gobernantes tienen sus mejores armas en la mentira y el engaño que practican casi siempre con pasmosa impunidad sin que en la mayoría de los casos sus pueblos les pasen la cuenta por tan inmoral comportamiento.En Estados Unidos la mentira, tanto en politica nacional como exterior toma proporciones descomunales, hasta el punto de que la democracia norteamericana sea una, donde el índice de votación en las elecciones es una de las más bajas del mundo precisamente por la falta de credibilidad que tienen sus políticos y sus gobernantes.
Prueba al canto. Un estudio que acaban de realizar dos organizaciones independientes y no lucrativas de periodismo señalan que el Presidente Bush y los funcionarios de su administración han emitido cientos de declaraciones inciertas sobre Seguridad Nacional y sobre supuestas amenazas de Iraq a partir de los actos terroristas perpetrados en New York en septiembre del año 2001.

El estudio concluye diciendo que esas declaraciones mentirosas de la administración del Presidente George Bush formaron parte de una orquestada campaña llevada a cabo con gran efectividad para galvanizar un estado de opinión pública que le permitirá al gobierno desarrollar sus políticas sin oposición del pueblo norteamericano.
El estudio sobre las reiteradas mentiras de gobierno de Bush sobre la guerra de Iraq aparece desde ayer martes en un sitio de la internet del Centro para una Integridad Pública en coordinación con el Fundo para un Periodismo Independiente.
Según este estudio se produjeron 935 declaraciones falsas en el transcurso de dos años que incluyen discursos presidenciales, declaraciones a la prensa por parte de funcionarios de la administración, entre ellas 532 ocasiones en que se afirmó que Iraq tenía en su poder las llamadas armas de destrucción masiva que nunca existieron, así como falsas alegaciones de que existía una conexión entre los terroristas de l Qaeda y el gobierno iraquí de Saddam Hussein.
En breve sintesis, que el gobierno de Bush llevó a Estados Unidos y sus países aliados a una guerra en Iraq basados en una campaña de afirmaciones mentirosas que han costado miles de bajas al ejercito de los Estados Unidos y sus aliados sin contar con los cientos de miles de muertos iraquíes, militares y civiles que han perecido en esa guerra sin sentido.


De acuerdo con lo que dice el estudio sobre las falsedades del gobierno norteamericano sobre la guerra de Iraq, Bush encabeza la lista de los mentirosos con 231 acusaciones falsas sobre las armas de destrucción masivas y 28 sobre la alianza de Iraq con Al Qaeda. Le sigue el ex secretario de estado Collin Powell con 244 declaraciones falsas sobre las armas de destrucción masiva y 28 sobre el vínculo de Saddam Hussein con Osaba Ben Ladeen.
Es como para morirse de espanto. La mejor y más efectiva arma que tuvo la Casa Blanca para llevar al pueblo norteamericano a la insensata guerra de Iraq fue la mentira. Y la mentira sigue en pie, disfrazada ahora de otra manera pero seguirá la mentira, como seguirá la guerra en Iraq.


EL SISTEMA DE INFORMACION Y LA GUERA CONTRA IRAK

(por Giulietto Chiesa)

¿Cómo se podía justificar un ataque contra Irak? Había que proporcionar previamente a la opinión pública internacional la prueba de que Saddam Hussein estaba en posesión de armas nucleares y biológicas. Con este fin se fundó en Estados Unidos los que algunos llaman el «gabinete para la información y la desinformación», en inglés el Department of Strategic Influence.
El sistema de información y la guerra contra Irak

Por primera vez en la historia de los Estados Unidos es el Pentágono el que se ocupa de esos asuntos. Antes sí que existía una cosa del mismo tipo, pero dependía del Departamento de Estado. Ahora el Department of Strategic Influence está en manos de Donald Rumsfeld [el autor escribió este texto cuando Donald Rumsfeld era todavía Secretario de Defensa de los EEUU, hoy en día ya no lo es más. Ha sido remplazado por Robert Gates].
El Pentágono emite una serie de documentos que el sistema mediático mundial se encarga de difundir inmediatamente. Preparan a sus amigos, como ellos dicen. Les preparan (y nos preparan) diciéndoles muchas cosas de entre las cuales algunas son ciertas, otras son medio ciertas, y otras son completamente falsas.
Así resulta muy difícil discernir entre la información y la desinformación. Y además lo sabemos; la guerra de Vietnam comenzó con una gran invención, la acusación hecha contra los pérfidos vietnamitas de haber atacado navíos estadounidenses en el golfo de Tonkín. Sólo bastantes años después, cuando la guerra ya había acabado, se descubrió que no había existido tal ataque.
Hacer la lista de este tipo de manejos exigiría redactar libros enteros. Lo que nos deja estupefactos es el hecho de que los periodistas (los italianos los primeros) caigan siempre en la trampa y no aprendan la lección.

LA SOCIEDAD CIVIL DE EEUU

En lo que respecta a los Estados Unidos, es difícil esperar que los que se oponen a esta guerra se vuelven los suficientemente numerosos como para obligar a la administración a que cambie el rumbo. Las razones son múltiples y profundas, y debemos reflexionar sobre ellas a fondo. Durante décadas nos han presentado a los Estados Unidos como modelo de la democracia occidental. ¿Son así las cosas? ¡No! Estados Unidos ya no es el modelo de la democracia occidental. Hace bastante que dejó de serlo.
Respecto al desarrollo de la sociedad civil Europa está mucho más avanzada que los Estados Unidos. Mirando las cosas detenidamente, incluso el sistema electoral estadounidense (que hemos intentado copiar sin comprender que cada democracia tenía su propia historia) se muestra mucho menos democrática que nuestros escrutinios proporcionales obsoletos. Incluso en los países europeos donde se practica el escrutinio mayoritario, se trata de sistemas electorales mucho mejor articulados y menos embalsamados que el bipartidismo absoluto de los estadounidenses, donde las diferencias entre los dos partidos son ahora tan imperceptibles que elegir entre ellos parece desprovisto de todo sentido.
Es por ello que, con toda lógica, la mayoría ni siquiera va a votar. Por otra parte, el nivel de formación democrática (y de información política) del ciudadano estadounidense es muy bajo.
No se trata de estar en contra o a favor de los Estados Unidos. En cuanto a mí, yo he vivido y he trabajado allí. Conocí una sociedad dinámica y muy diversificada, pero también replegada sobre ella misma, reducida a la adoración del rendimiento y de la carrera profesional y, en la mayoría de los casos, incapaz de defender sus propios derechos. En todo caso, desprovista de organizaciones que le den la posibilidad de defenderse. No es una casualidad que entre todos los países del Occidente avanzado Estados Unidos sea el único que mantenga la pena de muerte.
El hecho es que vivimos en un mundo donde un porcentaje importante de los artículos publicados en las páginas de nuestros periódicos está consagrado a la exaltación de la democracia estadounidense. Reflexiones como las que estoy exponiendo no tendrían lugar en las páginas de un periódico de gran tirada en Italia.

Unos diez días después del 11 de septiembre, cuando el presidente ha transmitido su mensaje al pueblo, en todas las cadenas de televisión, no encontró nada mejor que decir que la siguiente frase: “volved a ir de compras”. Al oírlo sentí un escalofrío. ¿No tenía nada mejor que hacer que una llamada a llenar los centros comerciales, los templos del consumismo? Algunos días después vimos las colas de miles de consumidores estadounidenses que se habían levantado a las seis de la mañana para ir a las rebajas de fin de temporada. Anticipadas para la ocasión. Así que, si lo que nos dicen es verdad, que Estados Unidos nos lleva siempre veinte años de adelanto, lo que nos arriesgamos a ver en ese espejo es a nosotros mismos. Horror.
Talvez también los chinos se reflejan ahí, unidos por la idea de que hay que consumir siempre más, derrochar siempre más, divertirse siempre más y así del mismo modo en una especie de compulsión repetitiva. Y la compulsión es el síntoma de una grave enfermedad mental, por lo que me resulta difícil no tener la impresión de que millones de estadounidenses han llegado a un alto nivel de lobotomización. Mirad sus ciudades, construidas a la medida y en función de los centros comerciales, de los “malls”. Yo no se va de paseo, se va a comprar algo en los centros comerciales, se va a visitar los centros comerciales, como antiguamente se iba a visitar un museo.
Por eso me parece improbable esperar de parte del pueblo estadounidense una respuesta masiva y hostil en contra de la guerra. Quien ha sido tocado por el virus del hiperconsumismo, quien ha recorrido hasta el final el camino para convertirse en un consumidor impenitente, difícilmente concibe ni siquiera la existencia de los problemas que tratamos aquí. Nos lo ve, así de simple. Se ha vuelto ciego. Si bien es verdad (como lo hemos resumido eficazmente) que durante la última década los estadounidenses se han enriquecido mientras dormían, ¿cómo hacerles entender que tienen que despertar? Para ellos es difícil. Para nosotros también, dentro de poco, será difícil.
También se ha dicho precisamente que Estados Unidos era el único país del mundo donde la idea de ahorro ya no existía y donde la gente gasta más de lo que gana. Es una situación completamente anormal. La deuda de los Estados Unidos con el resto del mundo se eleva a unos doce billones de dólares y continúa creciendo a razón de unos mil doscientos o mil quinientos millones de dólares por mes. ¿Cómo se puede imaginar vivir en paz en un mundo donde un país de 250 millones de habitantes consume él solo un tercio de los recursos mundiales, y es el origen de casi un cuarto de la polución del medioambiente, nuestra casa común?
Giulietto Chiesa, periodista italiano y eurodiputado en Bruselas, autor de esta investigación. Encargado de una comisión de defensa de la Unión Europea. Foto Humberto Salgado / para la agencia peruana IPI.

LA SUPERSOCIEDAD GLOBAL
La verdad es que nos dirigimos hacia una supersociedad global dirigida por una superclase global de súper ricos de todas las partes del mundo, que vivirán en ciudades reservadas, vigiladas por sus policías privados, porque los policías nacionales estarán destinados exclusivamente a controlar a los pobres. Ya asistimos a ese tipo de organización urbanística. En Johannesburgo, Sudáfrica, las ciudades de ricos separadas ya existen. En Moscú hay barrios enteros concebidos expresamente para los ricos, con grandes edificios donde se encuentra de todo (campo de golf, gimnasios, tiendas, paseos, jardines de infancia, colegios) con una entrada única vigilada por agentes privados y muros altísimos. Esa es la imagen del futuro.
Las élites ya no necesitarán vivir en un solo país, vivirán en el mundo entero, en los lugares que les estarán reservados. Ya no será posible mezclar las clases porque será demasiado peligroso para ellas. Así es la idea que se impone en el mundo hoy día. La idea de los que podrán consumir, y consumir en abundancia, mientras que el resto, la aplastante mayoría, permanecerá fuera.
Una parte relacionada con los servicios indispensable tendrá acceso al interior y podrá beneficiarse de los restos de ese bienestar. Los otros podrán palmarla, porque son inútiles. Y la prueba del hecho de que serán inútiles es una tautología: serán inútiles porque habrán perdido el tren que lleva al éxito.
Ahora bien, los que pierdan en esta supersociedad de poderosos ávidos estarán de todo modos equivocados y ningún capitalismo compasivo vendrá a ayudarles. Así que, ¿por qué seguir dejándoles impunemente consumir aire, agua y alimentos?


TRAS LAS GUERRAS DE IRAK

Sabíamos que la sangre iba a correr, mucha sangre: nos la han enseñado, mezclada con el polvo del desierto. Esta vez han decidido que las cosas funcionarían mejor así. Ya no se trataba de una misión humanitaria, que hubiera exigido mayor delicadeza. Iban a Irak para darles miedo a los réprobos que continúan poblando el mundo. Era necesario, pues, que la sangre se viera y que estuviera seguida de un castigo ejemplar, duro, implacable. Una guerra emblemática, una guerra ejemplar, un aviso.
La segunda guerra de Irak de los Estados Unidos ha tenido su necesaria coreografía imperial, previamente reglada, ejecutada con la mayor precisión.
En realidad ha habido algún que otro error. Las cadenas imperiales debían contentarse con instilar el miedo. No se había previsto ningún otro mensaje. Pero las televisiones árabes han venido a arruinar las fiesta de esta cuarta guerra del Imperio. Por primera vez en la historia de los medio de comunicación globales (Kabul no fue más que un modesto preestreno) han comenzado a contarnos la dolorosa historia de los vencidos.


Peor todavía: no la de los perdedores ingenuos que entretienen en secreto la esperanza de David, poder derrumbar a Goliat de una sola pedrada entre los ojos. No, la televisión árabe nos ha contado la guerra a través de los ojos de los perdedores que saben que no pueden ganar, que no se hacen ilusiones; que son conscientes de que en el peor de los casos morirán como perros, y en el mejor, salvarán sus vidas y las de sus hijos para vivir esclavizados.
Y como las televisiones occidentales no podían mostrar gran cosa, encerrados como estaban en grandes hoteles cuidadosamente alejados del blanco (aunque, como ya se sabe, hubo algún que otro fallo en el punto de mira), el mundo entero ha visto durante las dos primeras semanas la imagen de los perdedores más que la de los vencedores. Eso produjo en efecto fantástico. Era como asistir a Hiroshima del lado de los japoneses. Una primicia absoluta, incluso si bajo este punto de vista el heroísmo de los pilotos de Enola Gay, los que lanzaron la Bomba, resultaba menos evidente.

Sea como fuere, resultaba difícil interpretar aquello que teníamos frente a los ojos como heroísmo. Porque todas aquellas tropas de ataque tan bien equipadas, con todas aquellas máquinas suspendidas alrededor, con todos esos aviones arriba y helicópteros a los lados, tenían el especto de robots programados para llevar una libertad sin manual de instrucciones.
Como personas que hubieran aterrizado en la Luna completamente equipados para la plantación de manzanos y perales. Y lo más extraño era descubrir que, entre las cavidades de la Luna, había gente que permanecía allí y combatían sin ninguna esperanza de vencer. No querían aquellos manzanos ni aquellos perales.
¿Podían haberlo previsto? Ciertamente, George Bush y Tony Blair no lo habían previsto. Mientras redacto estas líneas finales, el escándalo de las falsas armas de destrucción masiva, las mentiras proferidas al mundo entero para declarar la guerra contra Irak, ya han explotado. Ganada en mayo, la guerra iraquí se transforma en derrota en el mes de agosto. La guerra en Afganistán continúa. La idea de una paz palestina concebida como una capitulación de los palestinos ante Sharon se ha desvanecido. Ya pueden tirar el plan trazado a la basura.
En fin, ninguno de los objetivos declarados por George Bush se ha cumplido. La única, la verdadera, la gran guerra emprendida por Bush ha sido la dirigida contra Europa, dividiéndola (por el rasero de la guerra de Irak) y preparando los diez caballos que se dispone a hacer entrar en sus muros. Europa, Troya mal guardada e ignorante del peligro, albergará muy pronto a diez aqueos más estadounidenses que los Estados Unidos.


En dicho contexto, el papel que podría haber representado para frenar la estrategia imperial estadounidense se vuelve extremadamente problemático. Francia y Alemania aguantan, pero Bush tiene de su lado a Blair, a Berlusconi y a Aznar, quienes en la “vieja Europa” representan el papel de aliados de los “diez aqueos de la nueva Europa”. París y Berlín están aplastados.
Respecto a la Rusia de Putin, ha perdido antes de empezar. Ejemplo sin precedentes en la historia de un país que se suicida, ha contemplado su propia caída sin hacer un gesto. Aceptó la anulación del tratado ABM en 1972 aportando su firma bajo la declaración formal del fin de su poder, incluso parcial. La ampliación de la OTAN hacia el Este tan sólo le ha hecho hacer una mueca. Finalmente, ha perdido Asia Central sin rechistar.
Dentro de quince años Rusia se verá reducida a menos de cien millones de habitantes y flotará sobre sus fronteras actuales como las ropas de un gigante sobre las espaldas de un enano. Quizá tenga todavía misiles, pero ya no le servirán (como sucede actualmente) para ejercer una presión política sobre el Emperador, utensilios herrumbrosos e inútiles.
De China todavía tendremos que hablar durante un largo tiempo. El destino y la historia le han dado un papel preponderante en el siglo que acaba de comenzar. China es el verdadero problema de Washington. A China se consagró el PNAC, el “Proyecto para el Nuevo Siglo Americano”. Los dirigentes chinos lo saben a ciencia cierta. Y ninguna recuperación, o recuperación parcial, de Wall Street permitirá desembarazarse del problema, que se opondrá al axioma de Bush, que también fue el de Reagan: el nivel de vida estadounidense no es negociable.
Muy pronto ya no habrá sitio en el planeta para dos Américas, una blanca y otra amarilla. Incluso la hipótesis de englobar a China (como subalterna de los Estados Unidos, claro está) en el mercado occidental no resolvería el problema.

Este es el verdadero perfil de la situación a la que deberán enfrentarse nuestra generación y la siguiente: hemos llegado al término. El desarrollo que el mundo ha conocido no se puede prolongar indefinidamente. Hay que elegir (si se acepta el cuadro que acabo de trazar) quién puede sobrevivir en un mundo que ya está bastante «en apuros».
Los que piensan, incluso en el seno de la izquierda, en términos de «recuperación» del viejo desarrollo (en el terreno económico) y que creen poder moderar las pretensiones del Imperio (en el terreno político) están condenados al estupor y la impotencia ante los trágicos acontecimientos que se anuncian.

LA MAYORIA DE LOS EEUU ESTA ENCONTRA LA GUERRA

La mayoría de los estadounidenses está en contra de la continuación de la guerra del Pentágono en Iraq, reflejó hoy una encuesta de las agencias CNN y Opinion Research Corporation.Según la votación, el 68 por ciento de la ciudadanía pide el fin de la conflagración y el 69 exige el retiro de las tropas norteamericanas de ese país árabe.
Además, el 59 por ciento de los consultados considera que ninguno de los bandos contendientes está saliendo victorioso en el conflicto, mientras un 11 por ciento cree que la insurgencia iraquí es la vencedora tras casi cinco años de enfrentamientos.

Más de 3 890 soldados estadounidenses murieron y otros 28 mil fueron heridos en esa nación desde el inicio de la agresión liderada por Washington en marzo del 2003.
Un sondeo anterior, también de CNN, evidenció que la mayoría de los estadounidenses permanece profundamente escéptico en relación con las políticas del presidente George W. Bush respecto a la guerra en Iraq.


La encuesta de la televisora norteamericana reflejó que el jefe de la Casa Blanca sólo atrae actualmente un 36 por ciento de respaldo ciudadano.
Según la fuente, el 61 por ciento de los consultados desaprobó la gestión de la Oficina Oval y el mismo número señaló que las políticas de Washington conducen al país en una dirección errónea.
Las investigaciones patrocinadas por Opinión Research entrevistaron a 1 017 adultos durante la última semana, con un margen de error de tres puntos porcentuales.

Rumores de corrupción alrededor de la ley sobre los hidrocarburos en Irak


El más importante diario de la oposición de Bahrein, Akhbar al Khaleej, citó recientemente una fuente –anónima, por desgracia– del parlamento iraquí según la cual grandes compañías petroleras estadounidenses ofrecieron 5 millones de dólares a cada parlamentario iraquí a cambio de su voto a favor de la ley «iraquí» sobre los hidrocarburos. Con tal de garantizar los 138 votos favorables para garantizar la privatización del petróleo iraquí, el ya desesperado ocupante no vacilaría, al parecer, en recurrir a la corrupción y la intimidación.
Aunque la información es difícilmente verificable, su publicación en un diario que se ha destacado por su hostilidad hacia la invasión de Irak por los anglosajones da una idea sobre el tipo de sospechas que alberga una parte de la opinión pública de los países del Golfo sobre los verdaderos objetivos y proyectos de la coalición ocupante en Irak.
Luego de haber garantizado la colaboración de la minoría kurda iraquí, la coalición ocupante está tratando, desde hace un año, de imponer la adopción de una ley que los iraquíes rechazan ya que los privaría definitivamente de los recursos disponibles en su propio país.

LAS ATROCIADES DE LA INVASION A IRAK, DESDE LA MIRADA DE UN AGRESOR

Cowboys del Infierno, libro que narra las atrocidades bélicas norteamericanas en Irak, es la obra que presenta Jimmy Massey, ex-militar profesional con el rango de sargento del cuerpo de Marines de los Estados Unidos, en el marco del foro central Estados Unidos, una revolución posible, que se desarrolló en la Feria Internacional del Libro de Venezuela, FILVEN 2007.

Massey, en su participación del lunes 12 noviembre, efectuada en el salón José Martí, manifestó su clara oposición a las acciones bélicas que comete el gobierno de su país contra el pueblo de Irak y otros países del mundo. Allí expuso las brutalidades de la invasión militar al país árabe y el modo en que esta situación transformó su conciencia para siempre.


El ex-marine, con 32 años de edad y 12 como militar, a pesar de ser objeto de censura por parte del gobierno de George Bush, reiteró que en su país es posible la revolución, que cada día son más los ex-combatientes que se suman a su causa y ello le da señales de que el pueblo anglosajón esta despertando de la ignorancia a la cual ha sido llevado por muchos años.
Parafraseando al guerrillero heroico Ernesto “Che” Guevara, Jimmy Massey dijo que “Un verdadero revolucionario está guiado por un verdadero sentido de amor por la humanidad”, y agregó que él “nunca cambiaría a la humanidad por un patriotismo”.
En el panel también estuvieron presentes otros escritores y activistas residentes en ese país del norte, como Luís Rodríguez, escritor y periodista reconocido como un gran exponente de la literatura chicana contemporánea. Su trabajo más conocido es Always Running, que para 1999 fue uno de los 100 libros censurados en los Estados Unidos, siendo eliminado de las bibliotecas, escuelas públicas y centros de lectura en varios estados.
Otro de los panelistas fue el reconocido autor dominicano Diógenes Abreu, trabajador cultural de la diáspora newyorkina; pintor, fotógrafo, narrador, educador y ensayista. También participó Antonio González, activista que ha contribuido al crecimiento de la participación política de la comunidad latina en ese país.
La feria del libro de Caracas, FILVEN, ha promovido el acercamineto a la comunidad a una pluralidad de voces provenientes de 25 países, en lo que representa la mayor fiesta anual del libro y la lectura.

Las antigüedades iraquíes reaparecen en EE.UU.

La monopolización es una acusación mutua entre las gigantes empresas de tecnología Dubai International crea la segunda mayor área económica en Arabia Saudí

Las antigüedades iraquíes reaparecen en EE.UU.

La organización de la UNESCO ha alertado recientemente de que la construcción de cuarteles para la policía iraquí cerca de la Gran Mezquita (al-Jamaa) que es una joya arquitectónica importante en Samarra la convertiría en un blanco de ataques. Cabe destacar que Irak afronta una gran dificultad en proteger a su patrimonio cultural y necesita ayudas internacionales para hacer frente a las continuas operaciones de saqueo contra su propiedad de piezas arqueológicas y culturales a la sombra de la ocupación desde el saqueo del museo de Bagdad en el año 2003.

La monopolización es una acusación mutua entre las gigantes compañías de tecnología

A pesar de que la acusación de "monopolización" ha permanecido durante argo tiempo pegada a la compañía de Microsoft, no obstante está claro que el año 2008 verá el cambio de esta acusación que se pegó esta vez a la empresa de Abel, donde la gigante compañía estadounidense afronta un caso judicial presentada por un grupo de pequeñas empresas estadounidenses, alegando que Abel trata de imponer su control sobre el mercado de la música por Internet, de forma que Microsoft se ha convertido esta vez en una víctima de ese monopolio según un informe publicado recientemente por el sitio electrónico Muhit.


La Dubai International crea la segunda mayor zona económica en Arabia Saudí

La empresa Dubai International ha dado los primeros pasos por la creación de la ciudad de Rabiza Holding, y para su ulterior desarrollo y gestión en Arabia Saudí con unas inversiones que superan los 8 billones de dólares.

Pequeños indicadores

El primer ministro británico Gordon Brown ha alertado de la probabilidad de que su país afronte circunstancias económicas difíciles, y atribuyó esto a la difícil situación que atraviesa la economía mundial en general, que es una "situación difícil y peligrosa", esgrimiendo la posibilidad de tomar medidas de largo alcance para garantizar la estabilidad, pero que tal vez no gocen del beneplácito popular. El jefe de la Cámara de Comercio e Industria en Yidda ha dicho que el mercado de inmuebles presencia un crecimiento notable que es el más rápido de su tipo en Arabia Saudí y que ha conllevado a un gran aumento en el volumen de las inversiones inmobiliarias que se valoran en más de un trillón de riales o sea unos 300 mil millones de dólares cada año. Las ventas de Windows Vista han alcanzado cien millones de dólares antes de la temporada vacacional a finales del 2007 según ha declarado la compañía Microsoft, y ello debido a la compra por mucha gente de computadoras personales por el fin de año.

Noticias de las empresas

El director general de la empresa Bassma para la Gestión de Inmuebles ha anunciado el lanzamiento de un buscador de sitios web inmobiliarios que es el primero de su tipo en Oriente Medio que beneficiará a las empresas mundiales y locales de la venta a por menor. La compañía de Microsoft ha vendido 4.3 millones de unidades de los aparatos de juegos de video UX360 durante los últimos tres meses del año 2007, y la ayudó en esto juegos de gran éxito como Halo-3 y Mas Efect.

Ferias

La XIV feria internacional de las Máquinas de imprenta y empaquetamiento tendrá lugar el 29 de enero y por tres días en la sede de ferias internacionales en Teherán. Participan en el evento que se realizará en una superficie de 33 mil metros cuadrados, 400 empresas iraníes y 100 empresas de 16 países extranjeros para exhibir sus productos en el campo de las maquinarias de imprenta y empaquetamiento. La 40 edición de la Feria Internacional del Cairo para el Libro empezarán el 23 del actual mes con la participación de 17 países árabes y 15 países extranjeros y sobre una superficie de 50 mil metros cuadrados.

Contratos

La empresa internacional de Puertos de Dubai ha dicho haber invertido 32 millones de dólares para la compra de una parte de una empresa en Mozambique que administra el puerto de la capital Maboto, con el fin de beneficiarse del movimiento de cargamento de mercancías en el sur africano. La compañía alemano-finesa Nokia Siemens Ntorex para Redes de Comunicaciones y la empresa saudí Zein para los Servicios de Teléfonos móviles ha anunciado que la primera ha obtenido un contrato para el establecimiento de una nueva red de teléfonos móviles en Arabia Saudí con 935 millones de dólares.


LA INVASION A IRAK

(Por John Le Carre)

Cómo puede ser posible que un Estado que votó las primeras bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945 y que tiene un presupuesto de $ 360 mil millones para defensa y armamento (1), hable sobre la paz en el mundo, si al propio tiempo bombardea Irak? Cómo puede ser posible que la ONU (Organización de Naciones Unidas) divida a las naciones europeas y al mundo? Cómo es posible que E.U. diga que la guerra es para liberar a Irak, si nadie lo ha pedido y si al mismo tiempo, se asesina salvajemente y en la obscuridad a más de 3000 niños, jóvenes, mujeres y padres de familia, si se hiere mortalmente a más de 5000 ciudadanos inocentes y se obliga forzosamente a migrar a cientos de miles de irakíes a otros territorios? Pero además, por qué el gobierno de EE.UU. violó las propias resoluciones de la ONU, los acuerdo de Ginebra y otros tratados internacionales, para justificar una invasión? De otro lado, que tiene que ver el genocidio en Irak con las reiteradas agresiones del Gobierno norteamericano a Vietnan, Cuba, Granada, Afganistán, Chile, Nicaragua, el Salvador, Guatemala, Panamá, etc.? Y por qué E.U. no interviene del mismo modo que en Irak con Israel, si este país vive invadiendo a Palestina?


Para empezar, según el gobierno norteamericano, Irak (2) con Husseim en el poder era una amenaza para la paz mundial, porque poseía armas de destrucción masiva de origen biológico y químico, porque tenía contactos con la red de Al Qaeda y porque no colaboraba abiertamente con la misión de la ONU radicada en ese país para inspeccionar dicho armamento nocivo, argumentos que fueron reiteradamente objetados por Irak (3); ante esto el presidente G. Bush antes de las resoluciones de la ONU, declaró abiertamente la invasión a Irak (4), sopretexto de desarmarle, luego la ONU resolvió tratar el conflicto por la vía pacífica, demostrando que últimamente el Gobierno de Irak estaba colaborando con las inspecciones y con el desarme (5), frente a esto, Bush y su administración junto a Gran Bretaña, Kuwait, el Emirato de Bahrein, Omán, Canadá, Australia, Polonia, Hungría, República Checa, España ,Portugal, Chile y Colombia apoyaron la intervención militar a Irak; mientras que Rusia, Francia, China, Alemania, Turquía y Jordania eran más partidarios de una solución por la vía diplomática.


Entonces, por qué E. U. Invadió Irak, sino se encontró jamás las armas biológicas y químicas; si además, algunos países de la ONU pedían una solución pacífica o diplomática y si toda la comunidad mundial se opuso activamente en las calles a la invasión de Irak? Lo cierto es que todos los argumentos empleados por el Gobierno norteamericano no fueron demostrados fehacientemente y se fueron desmoronando uno tras otro y en cambio, empezaron a surgir las verdaderas causas de la invasión a Irak.
Así por ejemplo, una de las causas fundamentales para desatar el genocidio es que los grandes imperios cuando se encuentran en una crisis económica y financiera, toman a la guerra como un instrumento más de la política guerrera y deciden atacar a otros Estados o países más débiles militarmente, pero que son ricos en otros recursos, como es el caso de Irak, que posee la segunda reserva mundial de petróleo y que con éste bien, tranquilamente los E.U puede controlar su producción, circulación y venta del mismo, es decir, puede imponer una política de precios que es capaz de lesionar los intereses económicos de los países con economías débiles.


A esto se suma el hecho de que históricamente los monopolios norteamericanos que controlan la industria militar, se hallan relacionados directamente con el Estado (6). y gozan del mismo, de cierta protección y prebendas, porque tales monopolios son los encargados de buscar y controlar el mercado de armamentismo en el mundo, de tal modo, que también lo militar y la guerra en vivo, se convierte en un espectáculo o en una sala de exposiciones y experimentos de los nuevos armamentos o productos y usos de tecnología para aniquilar a la gente, por ello toda la tecnología e instrumentos militares que usó el imperialismo en el bombardeo a Irák, a los centros denominados estratégicos, están conectados a un interés económico concreto, que tiene como función principal ir reconstruyendo la economía norteamerica o ir reconstruyendo su capital social, por ello detrás de cada destrucción con miles de bombas a varias áreas estratégicas de Irak, se esconde y yace una empresa norteamericana o inglesa asignada para la reconstrucción de dichas áreas de la producción, de servicios y de las instituciones del Estado, es con este propósito que el presidente Bush, quiere imponer a un militar norteamericano o a un irakí-norteamericano en el gobierno de Irak, con el fin de garantizar sus intereses económicos y políticos.


Pero no solo es la economía una de las razones de la invasión, sino que también hay razones de orden político que han impulsado este genocidio al pueblo de Irak. Al respecto, Bush en sus lecturas oficiales como si fuera gobernador del mundo ha dicho después del 11 de septiembre del 2002, que a partir de ahora o de esa fecha, todos los países del mundo o están con E.U. o en contra de E.U. y si están en contra, serán considerados sus enemigos, es decir, el gobierno norteamericano pese a que habla de democracia, no tolera la diferencia, ni respeta la autonomía de los pueblos y los derechos de sus habitantes, para ellos no hay lugar a la diversidad; todo lo diferente, no solo que no se tolera, sino que buscan eliminarlo radicalmente en nombre de su democracia que aparece como un mandato, como una imposición para todos los países del mundo, especialmente para aquellos que buscan su propio destino y construyen una verdadera democracia; con ellos el lenguaje y la comunicación ya no son posibles, solo la amenaza, el miedo, la intimidación y la agresión militar son los únicos instrumentos para hacer cumplir sus ordenanzas y su antidemocracia; por eso, todos aquellos que critiquen su política belicista o que no esten de acuerdo con sus decisiones o quieran hacer prevalecer como países su autonomía y autodeterminación independientemente de los E.U., son considerados como antisemitas, talibanes, antinorteamericanos o terroristas o narcoterroristas, por ello el pentágono, la CIA y el gobierno norteamericano han planteado abiertamente el combate a varios países como Afganistán, Irak, Irán, Siria y Corea del Norte, por ser considerados como los países que conforman el eje del mal.


Pero pese a que E.U. e Inglaterra hayan destruido considerablemente al pueblo de Irak y a su gobierno, es posible que ellos por su poderío militar y tecnológico se apresten a cantar la victoria y a flamear su bandera en suelo irakí, pero a nivel mundial, para toda la sociedad civil, para la iglesia, para los derechos humanos, para las Ongs que trabajan por la paz, para los movimientos sociales, para el propio pueblo irakí y para el mundo en general, es claro que el Gobierno norteamericano perdió aplastantemente esta guerra y aunque no haya tribunal en el mundo u organismo internacional que los juzgue por los crímenes de guerra cometidos en los últimos años, seguro que ya fueron juzgados en la conciencia de cientos de millones de seres humanos identificados con la paz y la autonomía de los pueblos y que condenó a esta invasión a Irak como un crimen de lesa humanidad.

Notas:

1. Solamente para los años 1985-1989 los gastos militares de E.U. se calculaban en 2 billones de dólares. Qué es el capitalismo?. A. Buzuev. P 203.
2. El 20 de Agosto/1990 Irak declaró la guerra a Kuwai, el 26 de Agosto del mismo año la ONU, con presión de los E.U., declaró el embargo económico y militar a Irak, hecho que dura hasta el día de hoy.
3. El 3 de Octubre/2002, cuando representantes de la ONU, Irak y el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), reunidos en Viena, llegaron a un acuerdo sobre los aspectos técnicos de la vuelta de los inspectores de armas biológicas y químicas a Irak. Expedientes. 17 de febrero/2003. España.
4. El 10 de octubre, la Cámara de Representantes (el Congreso) de EE UU, de mayoría republicana, aprobó una resolución que autorizaba al presidente, George W. Bush, a usar la fuerza contra Irak para hacer cumplir las resoluciones de la ONU y defender la seguridad nacional. Idem.
5. El 18 de Noviembre/2002, llegaron a Bagdad los inspectores de armas de destrucción masiva para una misión de 60 días y hasta el 9 de Enero/2003 no encontraron ningún armamento de destrucción masiva. Luego de la invasión a territorio irakí, tampoco la CIA, el ejército norteamericano y sus aliados han encontrado las pretendidas armas biológicas y químicas.
6. No hay que olvidar que George W. Bush, 1978-84 fue ejecutivo mayor de Arbusto Energy/Bush Exploration, compaña petrolera; luego en 1986-90 fue ejecutivo mayor de la compaña petrolera Harken. Dick Cheney, También 1995-2000 fue ejecutivo mayor de la compaña petrolera Halliburn. Condoleeza Rice y en 1991-2000 fue ejecutivo mayor de la compaña petrolera Chevron.


ENCUBRIMIENTO DEL PENTAGONO,15000 O MAS BAJAS DE SOLDADOS DE EEUU EN LA GUERRA DE IRAK

El Pentágono ha estado ocultando la verdadera cantidad de bajas estadounidenses en la Guerra de Iraq. La verdadera cantidad excede las 15.000 y CBS News puede probarlo.
Evacuando muertos y heridos en una base militar de EEUU (Marez en Mosul), Irak y después de un ataque de la resistencia iraquí ante la ocupación estadounidense por el petróleo. La Unidad de Investigación de CBS quería hacer un informe sobre la cantidad de suicidios en las fuerzas armadas y “presentó una solicitud según la Ley de Libertad de la Información al Departamento de Defensa.” Después de 4 meses recibió un documento que muestra – que entre 1995 y 2007 – hubo 2.200 suicidios entre soldados “en servicio activo.”


TONTERIAS

El Pentágono ocultaba la verdadera magnitud de la “epidemia de suicidios.” Después de una investigación exhaustiva de los datos de suicidios de veteranos proveniente de 45 Estados, CBS descubrió que sólo en 2005 «hubo por lo menos 6.256 entre los que servían en las fuerzas armadas. es decir 120 en cada una y en todas las semanas de sólo un año».
No es un error de tipografía. Personal activo y en retiro de las fuerzas armadas, sobre todo jóvenes veteranos entre 20 y 24 años, vuelven del combate y se matan en cantidades récord. Podemos suponer que “múltiples períodos de servicio” en una zona de guerra han precipitado una crisis de salud mental desconocida por completo por el público y que es negada totalmente por el Pentágono.

Si sumamos las 6.256 víctimas de suicidios de 2005 a las 3.865 víctimas “oficiales” de los combates de las que hablan, obtenemos una cifra de 10.121. Incluso un cálculo exageradamente bajo de cifras similares de suicidios para 2004 y 2006, significaría que la cantidad total de víctimas estadounidenses de la guerra de Iraq excede ahora las 15.000.
Así es; 15.000 militares estadounidenses, hombres y mujeres, muertos en una guerra que – hasta ahora – no tiene justificación legal o moral.
CBS entrevistó al doctor Ira Katz, jefe de salud mental en el Departamento de Asuntos de Veteranos. Katz trató de minimizar la ‘oleada’ de suicidios de veteranos diciendo: ‘No hay una epidemia de suicidios en Asuntos de Veteranos, pero los suicidios constituyen un problema importante.”

Tal vez Katz tenga razón. Tal vez no haya una epidemia. Tal vez sea perfectamente normal que jóvenes hombres y mujeres vuelvan del combate, se hundan en una depresión inconsolable, y que haya más que se suicidan que los que mueren en el campo de batalla. Tal vez sea normal que el Pentágono los abandone en cuanto vuelven de su misión para que se puedan volar los sesos o se cuelguen con una manguera de jardín en su sótano.


Tal vez sea normal que los políticos sigan financiando una matanza generalizada mientras dejan de lado a las víctimas que han producido con su indiferencia y falta de coraje. Tal vez sea normal que el presidente persista en repetir las mismas mentiras insípidas que perpetúan la ocupación y que siguen matando a muchísimos jóvenes soldados que se arriesgaron por su país.
No es normal; es una pandemia – un estallido de desesperación que es el corolario natural de una vida en constante temor; de ver que sus amigos son desmembrados por bombas al borde de la ruta, o que niños son despedazados en puestos de control, o de encontrar cuerpos maltratados tirados al lado del lecho de un río como si fueran bolsas de desperdicios.
La erupción de suicidios es el vástago lógico de la guerra de Bush. Los soldados que vuelven están traumatizados por sus experiencias y ahora se matan en masa. Tal vez debiéramos haber pensado en eso antes de la invasión.





IMAGENES DE TORTURAS Y VIOLACIONES,ECHA POR LAS TROPAS INVASORAS




















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